Propongo como una teoría, que un hombre cristiano no pregunte: "¿Estoy llamado a predicar el evangelio? Sino que debe preguntar ¿Hay alguna razón para que yo no predique el evangelio?" El viejo plan era que los jóvenes predicaran ante la Iglesia para ver si podían predicar. Creo que debemos educarlos de tal manera que sólo que demuestren que no pueden predicar, no prediquen.
C. H. Spurgeon; sermón #3551
domingo, 9 de mayo de 2010
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