sábado, 31 de octubre de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.41

Menton
15 de Enero de 1891

Mis queridos amigos

He aceptado el consejo de los diáconos y de un número de amigos que escriben con amorosa ansiedad por mi bienestar, y voy a permanecer aquí una semana más de lo que me había propuesto. Si el Señor así lo dispone, espero gozosamente estar de regreso entre ustedes el día 8 de Febrero. ¡Espero que sea de tanta bendición para ustedes como será un gran privilegio para mí! Por su amable consideración me ha sido concedido un largo descanso, y espero tener, proporcionalmente, un largo período de servicio a resultas de ello. Mi posición involucra un gran desgaste y deterioro de mente y de corazón, y ya no soy el joven que era cuando me nombraron ministro de su iglesia hace 37 años, y por esto valoro su amabilidad al concederme el descanso.

Ay, no veré más en la tierra a todos los que dejé cuando abandoné sus costas. No intentaré nombrar a los hombres y mujeres santos que han partido al hogar. Sus monumentos están en mi corazón. ¡Que sus deudos sean consolados! Nos reuniremos con los seres amados en la Tierra de Emanuel.

Es bueno que el 1 de Febrero oigan a mi buen amigo, el señor Stott, quien espero que sea enviado del Señor para ayudarme en la obra. Él ha reunido a muchos para el Salvador y será un grandioso comienzo de su venida a nosotros si el primer domingo se convierte en un día de ganar almas. ¡Que así sea! Estoy muy agradecido con el señor Robertson por venir una segunda vez al Tabernáculo. ¡Que el Señor lo convierta en un hombre poderoso para la defensa de la verdad!

¡La paz sea ahora con todos ustedes, y la gracia, de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo! Pido a Dios que podamos comenzar ahora una nueva era. ¡Que la escarcha y la niebla se marchen de las iglesias así como también de las calles, y que podamos ver triunfante a la verdad, victoriosa a la gracia, y que el propio Señor sea exaltado!

Amorosamente suyo siempre

C. H. Spurgeon
B. Wilson Carr fue un diácono del Tabernáculo Metropolitano y durante muchos años fue un amigo muy cercano de Spurgeon. En una iglesia del tamaño del Tabernáculo, muchas personas morían cada año. El año en que esta carta fue escrita murieron 74 miembros de una membresía total d 5,328. Hablando del ‘llamado a casa’ de varios obreros clave en ese año, Spurgeon dijo: ‘Nuestro corazón temblaría ante el pensamiento de la partida de tales amigos, si no nos apoyáramos en el Dios viviente, cuyos propósitos sempiternos aseguran una sucesión de hombres y mujeres santos que continuarán en Su obra aquí abajo’.

viernes, 30 de octubre de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.40

Menton
12 de Enero de 1891

A los Oficiales de la Iglesia,
Mis amados hermanos:

¡Otra muerte entre nosotros, demasiado pronto! Es una fuerte voz para que todos estemos listos.

Habría deseado mucho estar en casa, pues el señor Carr era un antiguo compañero, y posiblemente era mejor conocido y valorado por mí que por nadie más, puesto que me apoyaba de muchas maneras privadas en mis publicaciones. Era inconmovible como el acero a favor de la verdadera fe y, para mí, era como su abogado. Era excéntrico en su comportamiento, pero en doctrina retenía la forma de las sanas palabras con gran firmeza.

Estoy seguro de que, en mi ausencia, harán todo lo que les permita el severo clima para hacer que la familia y el mundo vean cómo respetamos a un antiguo compañero y a un líder hermano.

Algunas letras de condolencia vendrían bien de parte de ustedes como cuerpo de diáconos y ancianos: yo sé que lo habrían pensado sin necesidad de mi sugerencia.

Oren también por la señora Carr, con esa gran familia, muchos de cuyos miembros son todavía jóvenes y muchachos. ¡Qué responsabilidad para ella! ¡Que el Señor los bendiga!

Al enterarme del persistente mal clima, he decidido aceptar el consejo telegrafiado por los diáconos y apoyado por las cartas de muchos valiosos amigos, y voy a permanecer aquí otra semana, no ocioso, sino almacenando pólvora y municiones para la lucha.

Hermanos, ustedes saben que yo los amo, y yo sé que ustedes también me aman.

Suyo en Cristo Jesús

C. H. Spurgeon

jueves, 29 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

17 de Abril – 1850

Leí algo de Fuller sobre al arminianismo. ¡Dios mío, qué golfo hay cerca de mí! Pienso que puedo decir que odio esta religión; yo deseo amar a Dios y ser tan santo como mi propio Padre-Dios. Hay una nubecita entre mí y mi Sol de justicia, pero no dudo que Él brilla todavía sobre mí. Él no me ha dejado. Yo soy un milagro viviente, un portento andante de la gracia puesto que estoy vivo del todo y mucho más porque prosigo. ¡Que a partir de ahora pudiera yo vivir más cerca de Él y honrar más Su nombre!

miércoles, 28 de octubre de 2009

Cartas desde el sufrimiento

Parte 3
1891-2

EL ÚLTIMO AÑO


Spurgeon pasó las primeras semanas de 1891 en Menton. Se había recuperado lo suficiente para dirigir las devociones cotidianas, y exponía Génesis cada mañana a un grupo de unas sesenta personas, algunas de las cuales debían caminar muchos kilómetros para asistir a sus exposiciones.

Habiendo recuperado un cierto grado de salud y vigor, regresó al Tabernáculo en Febrero. Su agenda estuvo llena de reuniones especiales. En Abril y Mayo presentó 84 nuevos candidatos a la membresía, y presidió y predicó en la Conferencia del Colegio del Pastor.

También presidió por última vez la reunión anual de la iglesia en 1891. En esa ocasión se reportó que la membresía era de 5,328 personas; la iglesia contaba con 127 ministros laicos que ministraban en Londres y sus alrededores; la gente del Tabernáculo supervisaba 23 edificios de misión que tenían un total de 4,000 asientos y también dirigían 26 escuelas dominicales que atendían a 8,000 niños y ocupaban a 600 maestros.

El 7 de Junio predicó por última vez en el Tabernáculo y al final de ese mes encontrábase otra vez sumamente enfermo. El Tabernáculo celebró un día entero de oración, con una duración de 14 horas, el día 29 de Junio. Muchas personas provenientes de todas las denominaciones enviaron cartas que contenían buenos deseos, al igual que muchas figuras de la vida pública, incluyendo al Príncipe de Gales y al ex primer ministro, W. E. Gladstone. También se continuaron celebrando dos reuniones diarias de oración, de manera sostenida, ya que la enfermedad fue diagnosticada como ‘enfermedad de Bright’ (nefritis crónica). Experimentó un notable grado de recuperación y para Agosto, Spurgeon fue capaz de escribir otra vez.

Viajó a Menton a fines de Octubre, una vez que llegó el doctor A. T. Pierson para apoyar en la obra del Tabernáculo.

Spurgeon parecía mucho mejor y retomó en Francia la actividad de hablar a pequeños grupos y de escribir. Experimentó el deleite de pasar tres meses en Menton en compañía de su esposa, en vista de que ella se encontraba lo suficientemente bien para viajar con él esa vez.

En la víspera de Año Nuevo predicó un breve sermón en su hotel, y también lo hizo al día siguiente. El último himno que entonó fue el 17 de Enero, intitulado: “Las arenas del tiempo se están hundiendo”.

Pasó sus últimos días parcialmente consciente y el 31 de Enero de 1892 fue llamado al hogar, a la gloria. El Tabernáculo recibió un telegrama en el que se informaba: ‘Nuestro amado pastor entró en el Cielo a las once y cinco de la noche del domingo’.

viernes, 16 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

16 de Abril - 1850

Esta noche, los amigos de Hythe estarán congregados. ¡Concede Tu misericordiosa bendición! Leí acerca de la tierra Beula. Yo he estado allí y eso sucedió antes de encontrarme al Gigante Desesperación. No hemos de tener consuelo siempre pues me temo que me quedaría dormido. Ahora estoy cayendo en un letargo de espíritu. ¡Poderoso Liberador, mantén mis ojos abiertos! Mi alma pareciera anhelar las ollas de carne de Egipto, y eso después del maná celestial; ¡ayúdame y perdóname, oh mi Salvador!

Diario de Spurgeon

15 de Abril – 1850

Me he sentido muy bien y tolerablemente feliz, el día de hoy. Es el primer día de las carreras. ¡Oh, Dios, Tú me haces ser diferente! Participé en una fervorosa reunión de oración. “Y tuya, oh Señor, es la misericordia”. ¿En quién más podría confiar? El señor P. vino esta noche y platicamos hasta pasadas las once, así que perdí algún tiempo que debía dedicar a la devoción.

“¡Qué diversos obstáculos nos encontramos
Cuando nos acercamos al propiciatorio!
Empero, ¿quién que conozca el valor de la oración
No desear estar allí con frecuencia?”

Cartas desde el sufrimiento - No.39

Menton
6 de Diciembre de 1890

Queridos amigos:

Hasta esta fecha no he tenido oportunidad de disfrutar de un descanso, pues al principio estaba sufriendo y ahora me estoy recuperando gradualmente. Esto, sin embargo, no es tiempo perdido siempre y cuando reciba gracia para sacar provecho de las pruebas. Hemos de buscar siempre la santificación a través de la aflicción en lugar de tratar de escapar de ella.

No tengo ninguna duda de que hay una gran sabiduría en que el Señor ponga en un rincón Sus instrumentos. Es para Su propia gloria, pues mediante eso demuestra que no los necesita; y también es para la humillación de esos instrumentos, pues así aprenden cuán profunda es la necesidad que tienen de Él. Recibir ininterrumpidamente bendiciones a través de un canal podría engendrar, en nuestros necios corazones, una confianza idolátrica en los medios; por tanto, viene un receso en el uso de los medios para que el Señor sea recordado más tiernamente. Podemos estar seguros de que si el Señor seca la cisterna es porque quiere que acudamos presurosos a la fuente de inextinguible fuerza.

Deseo alegrarme porque, en todos estos treinta y seis años, abrumado tan frecuentemente por las enfermedades, nunca me he visto impedido de preparar el sermón semanal o la revista mensual. Siempre ha habido ya sea un intervalo de poder, o me he adelantado en el trabajo cuando el golpe de la enfermedad me ha arrumbado. ¿No podría decir: ‘Hasta aquí nos ayudó Jehová’? Habiendo recibido ayuda de Dios continúo hasta este día, y voy a permanecer en mi llamamiento en tanto que tenga trabajo que hacer para el Señor.

Envío mis amorosas salutaciones cristianas a todos mis oyentes y lectores con mis sinceras peticiones de oraciones por mí, personalmente, y por una bendición para mis sermones y para toda la obra del Tabernáculo Metropolitano.

Los tiempos han perdido el rumbo; los muros de las alianzas humanas se están derrumbando; la moda de este mundo está pasando, ‘Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada’.

Suyo en amoroso servicio por nuestro Señor Jesús

C. H. Spurgeon

miércoles, 14 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

14 de Abril – 1850

Oí la predicación del señor S., esta mañana, sobre 3 Juan 4: el grandioso tema de la justificación por fe. ¿Quién podría esperar ir al cielo si las obras fueran el precio? Yo no podría; ¡eso sería como que me ofrecieran una posesión en el sol si pudiera alcanzarlo y tomarlo con mi mano! Por la tarde, repitió algo del tema del último domingo. El tema de Esaú no puede proporcionarnos un sermón muy interesante. El tema de la noche fue: Decisión. Estoy muy animado. Espero tener pronto una respuesta de mi casa sobre el bautismo.

“A través de muchas aguas y llamas, si Jesús me guía,
Yo le seguiré donde Él vaya”.

No quisiera abandonarle en ningún momento, sino mantenerme muy cerca de Él.

Diario de Spurgeon

13 de Abril – 1850

No me sentí tan cansado al final de esta semana; una razón es que cada día ha sido como un día domingo para mí. Bendito sea el Pastor porque ahora camino junto a aguas de reposo. ¡Qué eventos están aconteciendo en el mundo! Las cosas están alcanzando un punto de crisis en la Iglesia de Inglaterra. Yo amo mi pequeño trabajo; ¡Señor, te pido que estés conmigo! “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!” Alma mía, confía en Él; síguele plenamente.

sábado, 10 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

12 de Abril – 1850

Las cosas terrenales han absorbido demasiado mis pensamientos hoy. No he sido capaz de fijar mi atención enteramente en mi Salvador. Sin embargo, a pesar de todo ello, el Señor no me ha ocultado Su rostro. Aunque tentado, no he sido abatido; aunque probado, no he sido vencido; en verdad, todo eso es por la soberana misericordia de Dios. Yo deseo de nuevo, en este día, solicitar que la sangre de Jesús que expía el pecado, limpie mis pecados. ¡Oh Dios, mantenme abajo y entonces no temeré caer! ¡Oh, visita a Sion y preserva a Tu Iglesia; haz que resplandezca en gloria! Las lluvias de Abril han estado cayendo hoy; el Señor no olvida Sus promesas. Jesús tomó mi corazón: “Antes que lo supiera, mi alma me puso entre los carros de Aminadab”. “Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía”; quiero estar siempre contigo, ¡oh Amado mío, sin mancha y el más hermoso! ¡Reúnete conmigo cada día, pues Tu abrazo es el cielo; santifícame, prepárame, ayúdame a producir fruto y a ser Tuyo para siempre!

viernes, 9 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

11 de Abril – 1850

He tenido dulces pensamientos acerca de: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”. ¿Cómo podría perderse una de Sus ovejas si las conoce a todas?

He leído hoy acerca de las iniquidades de personas que ocupan altos puestos. ¡Padre, perdónalos, y concédenos que Tu nombre no sea blasfemado por causa de ellos! ¡Oh mi Bienamado, que perezca yo eternamente antes que deshonrarte a Ti, que eres el único deseo de mi corazón! Escuché la predicación del señor S. sobre el Salmo 68: 18-20. Me encanta escuchar que otorga a Dios toda la honra de nuestra salvación. ¡Pastor de Israel, guía a Tu rebaño a toda la verdad! ¡Vivifícame, y haz que te ame más y más!

sábado, 3 de octubre de 2009

Spurgeon y la Biblia

El pastor Spurgeon era un ávido lector. No era un hombre de un criterio estrecho. El campo de sus lecturas era muy amplio. Se interesaba por la literatura, las biografías, libros sobre viajes, ciencia, historia, poesía, así como por la teología. Leía constantemente a los 'puritanos' y su biblioteca personal llegó a contar con unos 12,000 volúmenes, de los cuales aproximadamente 7,000 era libros escritos por puritanos. Se adentraba en la lectura de ellos como alguien que descubre un gran botín. Se apropiaba de sus verdades y de sus sabias sentencias y luego las citaba en sus sermones con suma pertinencia y facilidad.

¿Cuáles eran sus autores favoritos? Thomas Brooks figuraba de manera prominente, aunque Manzanas de Dios y Remedios preciosos contra los artificios de Satanás eran libros que leía y releía. John Owen era otro de los favoritos, en especial, La gloria de Cristo, La muerte de la muerte en la muerte de Cristo, El Espíritu Santo, Los atributos de Dios. El misterio de la Providencia de Flavel, El pastor reformado, de Baxter, El progreso del peregrino y la Guerra Santa se contaban entre los muy favoritos. Estaban además Charnock, Manton, Richard Sibbes, Thomas Watson y muchos más.

Sin embargo, su libro principal fue siempre la Biblia. "Es bienaventurado roer el material para llegar hasta la propia alma de la Biblia" -dijo- "hasta el punto de expresarse con el lenguaje escritural; que el espíritu se impregne de las palabras del Señor, de tal forma que la sangre se convierta en Biblina, y la propia esencia de la Biblia fluya de tu persona. Cientos de veces he sentido indudablemente esa presencia de Dios en las páginas de la Escritura".

Por Biblina el señor Spurgeon quería decir 'estar lleno, completamente saturado de la Biblia'.

Como traductor de Spurgeon quisiera agregar que llegó a aprender muchísimos versículos de memoria. ¿Cómo puedo saber esto? Porque en las citas bíblicas que insertaba en sus sermones hay cambios de palabras, cambios en el orden de las frases, o mezclas de varios versículos en una sola cita. Todo eso no habría ocurrido si hubiera leído las citas, como parte de las notas que preparaba para los sermones. Yo me figuro que muchas de las citas se le venían a la mente en el momento de estar predicando un tema específico.

El propósito de estos comentarios es resaltar la importancia de la lectura de la Biblia, una lectura en oración pidiendo que el Espíritu Santo nos abra los versículos para que 'arda nuestro corazón en nosotros, mientras nos habla en el camino'. Él es el Maestro.

Pero no debemos olvidar que "Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio" Efesios 4: 11, 12.