Alguien le dijo a un ministro que había predicado un sermón, después del cual, se tendría una colecta: “Usted debería predicar a nuestros corazones, y así recibiría algún dinero”. El ministro respondió: “Sí, yo pienso que eso es muy probable, pues es allí donde ustedes guardan su dinero”.
C. H. Spurgeon, Vol. 38, Pág. 135
lunes, 17 de mayo de 2010
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