martes, 24 de septiembre de 2013

Hizo mía Su justicia e hizo Suyo mi pecado

La predestinación y la responsabilidad humana se encontraron en Cristo cuando fue condenado. Fue “entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios”, y, sin embargo, el mismo versículo dice: a quien “prendisteis  y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”. El propósito eterno de Dios se realizó en la muerte de Su Hijo. ¡La muerte de uno por muchos! Así el creyente puede decir: “Cristo me abrazó con todo mi pecado y mi culpa para que yo pudiera abrazarle en toda Su justicia”. Eso es lo que Lutero tenía en mente cuando dijo: “Él murió por mí; hizo mía Su justicia e hizo Suyo mi pecado; y si hizo Suyo mi pecado, entonces yo no lo tengo, y soy libre”.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Diario del joven Spurgeon


30 de Mayo

La tormentosa conmoción ha llegado a su fin en cierto modo; el sol brilla todavía, aunque una nube se pudiera interponer. Deseo una comunión más constante con Dios. Asistí a una reunión en la iglesia. Tuve una conversación muy alentadora con la anciana señora A. Dos candidatos fueron propuestos; no se celebrará ninguna ordenanza el próximo domingo. El Señor puede alimentarnos y lo hará sin la ordenanza. Él me ha guardado, y lo hará. La contienda en mi alma se ha aplacado ahora y la paz regresa como un río en lugares secos.   

martes, 17 de septiembre de 2013

Retomando el Diario del joven Spurgeon


En el año de 1850, cuando aún no cumplía 16 años, de Abril a Junio, Spurgeon escribió un Diario. El siervo de Dios comentó en una ocasión: "A veces, cuando he sido presa de las dudas, he dicho: 'bien, ahora no me puedo atrever a dudar si hay un Dios, pues puedo echar una mirada a mi diario y decir: 'en tal día, en lo profundo de la tribulación, me puse de rodillas ante Dios y, antes de volver a ponerme de pie, ya había recibido una respuesta'".

Después de muchos meses de haber abandonado la empresa, hoy retomo la traducción del asombroso diario escrito por un jovencito de sólo quince años, pero que ya da muestras de una vida mística que impregnó su predicación a lo largo de toda su vida. Poco se ha hablado de ese elemento místico de Spurgeon, y de ahí la importancia de este diario.

29 de Mayo
“De Dios es el poder”. Él me ha dado mi porción. Pone Su tesoro en vasos de barro. ¡Cuán feliz soy yo por ser uno de Sus escogidos, uno de Sus elegidos, en quien de deleita mi alma! Pero no vivo de acuerdo a mi llamamiento celestial. No podría hacerlo del todo sin el Señor. Él ha ayudado; Él ayudará; ese es mi consuelo. Sus eternas promesas son mi reposo, mi pan, mi sustento. Hazme Tu siervo fiel, oh mi Dios; que te honre en mi día y mi generación, y que esté consagrado para siempre a Tu servicio

jueves, 12 de septiembre de 2013

El propósito de los dones espirituales

"Los pastores son llamados a ser maestros, pero esto no quiere decir que pueden guardar celosamente como su propiedad exclusiva todo el ministerio de todo tipo que necesite llevarse a cabo. Por el contrario, su ministerio ha de producir más ministerios alentando a los demás a ejercitar los dones que Dios les ha dado. Sólo entonces será alcanzado el objetivo adicional que es "la edificación del cuerpo de Cristo hasta su plena unidad y madurez, "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4: 12, 13).
John Stott, predicador, evangelista y comunicador de la Escritura, quien fuera además seleccionado en el año 2005 como uno de "las 100 personas más influyentes en el mundo". 
Tomado de su libro: Bautismo y Plenitud.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un interesante comentario de un hombre sabio en la Biblia


A duras penas he sido capaz de salir de los Evangelios y de las Epístolas; y he de dejar ese profundo libro del Apocalipsis, con sus aguas en las que hay que nadar, a mentes más instruidas. “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”; a esa bendición quiero aspirar, pero todavía no puedo presumir que pueda interpretarla. 
C. H. Spurgeon - Sermón #1778

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Dame tu mano, joven amigo


Cuando el gran comentarista de la Biblia, Bengel, estaba a punto de morir, mandó llamar a un joven estudiante de teología, a quien le dijo: “Estoy deprimido; dime algo bueno para animarme”. “Mi querido señor” –dijo el estudiante- “yo soy una persona muy insignificante; ¿qué puedo decirle a un gran hombre como usted?” “Pero si tú eres un estudiante de teología” –dijo Bengel- “deberías tener una buena palabra que compartir con un hombre moribundo; te ruego que la digas sin miedo”. “Bien, señor” –dijo él- “¿qué puedo decirlo sino que la sangre de Jesucristo limpia de todo pecado?” Bengel le dijo: “Dame tu mano, joven amigo; esa es precisamente la palabra que necesitaba”. Un sencillo texto evangélico es la palabra que todo hombre que tenga miedo de la ira divina necesita, y ese hombre pudiera estar sentado junto a ti en este momento, o pudiera estar en la misma oficina contigo, y necesita que le hables acerca de Cristo. Haz eso, y bendice su alma. 
C. H. Spurgeon - ¿Entiendes lo que lees? Sermón #1792