domingo, 30 de junio de 2013

¿Necesitan nuestros hijos la conversión?



Un teólogo dice que nuestros hijos no deberían necesitar la conversión. Esta teoría es completamente falsa pues los mejores hijos son por naturaleza hijos de ira como los demás. La gracia de Dios en el alma es una nueva creación, mas no lo es el desarrollo natural de una educación piadosa y de un entrenamiento que obra sobre la bondad innata de los hombres; ciertamente esa bondad no existe allí en absoluto; es sólo un sueño. El nuevo hombre en Cristo no es la vieja criatura lavada y enviada a la escuela y elevada por “el pensamiento moderno y la cultura”. No; el etíope no puede mudar su piel ni el leopardo sus manchas; sin importar lo que pudieren hacerles serán un etíope y un leopardo; pero el nuevo hombre en Cristo es otra criatura por completo.
C. H. Spurgeon - sermón #1328

domingo, 9 de junio de 2013

¡Guardar la ley!


¡Guardar la ley! Ah, hermanos míos, mientras todavía estamos hablando acerca de ella la estamos quebrantando; mientras estamos pretendiendo que podemos cumplir su letra estamos violando su espíritu, pues el orgullo quebranta la ley tanto como la lujuria o el asesinato. 
C. H. Spurgeon - sermón #1325

Hay gente que cree que puede cumplir los mandamientos


Miren los mandamientos, les digo, y recuerden cuán grande amplitud tienen, cuán espirituales son y cuál es su gran alcance. No tocan simplemente el acto externo, sino que se sumergen en el motivo interno y tratan con el corazón, con la mente y con el alma. Hay un significado más profundo en los mandamientos del que pareciera haber en la superficie. Fijen la mirada en sus profundidades y vean cuán terrible es la santidad que exigen. Conforme entiendan lo que la ley exige, percibirán cuán lejos están de cumplirla, y cómo abunda el pecado allí donde pensaban que era muy escaso o que no existía. 
C. H. Spurgeon - sermón #1325

Para entender mejor el Evangelio



“A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, le son retenidos”. Juan 20: 23.



Así como Jesús, al venir al mundo, ha llevado a cabo un juicio en virtud del cual unos ven (creen) y otros se quedan ciegos (en el pecado), ahora los discípulos son enviados al mundo, donde deberán realizar una obra de juicio que conducirá a unos a la fe y a otros a permanecer en el pecado.

miércoles, 5 de junio de 2013

Spurgeon era un hombre de oración



D. L. Moody tuvo la oportunidad de oír orar al pastor Spurgeon en el Tabernáculo Metropolitano en varias ocasiones y más tarde comentó con respecto a la forma de orar de Spurgeon. Dijo entre otras cosas: “Parecía tener tal acceso a Dios que podía hacer descender el poder del cielo. Ese era el secreto de su influencia y de su éxito”.

lunes, 3 de junio de 2013

Los buenos ministros del Evangelio escasean



Pudiera ser que en esta tierra nuestra los ministros del Evangelio se vuelvan lo suficientemente escasos en años por venir. Si la tendencia al papado que ahora prolifera en la Iglesia de Inglaterra siguiera aumentando, pudiera llegar el día cuando la voz del ministerio cristiano sea silenciada por ley, y que se permita que la persecución se agrave, pues no se engañen, Roma no ha cambiado sus puntos de vista, y basta que tomara de nuevo el poder para que todas las leyes penales fueran puestas nuevamente en vigor, y ustedes que son protestantes pero que desechan sus libertades como algo sin valor, lamentarán el día en el que permitieron que colocaran las viejas cadenas alrededor de sus muñecas. El papado encadenó y mató a nuestros antepasados y con todo, nosotros lo estamos convirtiendo en la religión nacional. O si nunca llegara a ser un tema de ley que los ministerios fuesen silenciados, con todo, pudieran escasear más y más a tal grado que un niño pudiera ponerlos por escrito. Aun ahora no tenemos demasiados ministros fieles de Cristo, pero incluso ellos pudieran ser llamados a irse. El Señor pudiera decirle a este pueblo culpable: “He aquí, voy a recoger a mis profetas y a mis mensajeros porque ustedes no los oyeron mientras los tenían. No los tuvieron en estima cuando clamaban a ustedes mañana, tarde y noche y les pedían que se aferraran a Jesucristo y fueran salvos, y por tanto, he aquí, voy a quitar a sus maestros y voy a llevarlos lejos de ustedes y ya no verán más sus rostros”. ¿Están preparados para eso? ¿Qué son los días de guardar para algunos cristianos que conozco, sino días de amarga decepción? Asisten a sus lugares de culto como una cuestión de deber, pero no son alimentados, ni son consolados, ni son conmovidos; no reciben ningún aliento divino, ni encuentran ninguna influencia en el ministerio que les ayude en su camino. ¿Acaso no hay cientos de predicadores que no edifican y cientos de congregaciones donde el servicio del día domingo es un fastidio y una desgracia? Que Dios les conceda que nunca tengan que lamentar y añorar los días felices cuando el Evangelio era predicado entre ustedes con sencillez y denuedo. Pero recuerden que si esos días no fueran valorados, podrían llegar rápidamente a un fin. Las debilidades del cuerpo y las frecuentes enfermedades no sólo son admoniciones para el predicador, sino también para sus oyentes. 
C. H. Spurgeon - sermón #1323 - ¿Y Por Qué No?

Si Jesús fuera a hablar de nuevo



Nos hemos desgastado también en fieras disputas sobre esta doctrina y sobre aquella otra, y uno ha dicho: “Esto es lo que el Maestro pensaba”, y otro ha dicho: “No”. Un maestro ha denunciado a su colega, y su oponente le ha respondido excomulgándolo. En estas controversias habríamos deseado acudir a Jesús con todas las preguntas y decirle: “Maestro, danos una palabra infalible, desata o corta estos nudos con una palabra de Tus labios. Tu pobre Iglesia ya no sería intranquilizada entonces con debates”. Hermanos, Jesús no está aquí. En vez de Su presencia tenemos la presencia de Su Espíritu, y si bien ustedes pudieran desear Su presencia corporal, no sería de gran ayuda para ustedes en el asunto para el cual la desean, pues, extraño es decirlo, si nuestro Señor fuera a hablar de nuevo, los hombres comenzarían a disputar mañana acerca de lo que Él quiso decir hoy, así como ahora disputan con respecto a Sus palabras de hace mil ochocientos años. Su lenguaje en este Libro es ya tan claro que, si fuese a hablar de nuevo, yo no sé si pudiera hablar más claramente de lo que lo hizo. De todos modos Sus oyentes decían de Él en los días de Su morada aquí: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”, y yo supongo que si fuese a hablar de nuevo no agregaría nada a lo que ya ha dicho, ni nos enseñaría mucho más. Si le oyéramos hablar de nuevo eso sólo crearía un nuevo punto de partida para un renovado conjunto de controversias, y tendríamos entre nosotros a los cristianos de la Vieja Escuela y a los cristianos de la Última Revelación, lo cual duplicaría la confusión y empeoraría el mal. No, hermanos míos, necesitamos que el Espíritu Santo nos ilumine con respecto a lo que nuestro Señor ha dicho ya, pero sería inútil desear que Él enseñara entre nosotros de nuevo. Nosotros deseamos ignorantemente ver uno de los días del Hijo del hombre, pero la divina providencia nos niega amablemente nuestro deseo y nos dice claramente: “Y no lo veréis”. 
C. H. Spurgeon - Sermón #1323 - ¿Y Por Qué No?