miércoles, 27 de noviembre de 2013

Un fatal error

"Es de lamentar que la gran mayoría de la gente que profesa se aferre obstinadamente al fatal error de buscar demostraciones de poder de un tipo o de otro". 
C. H. Spurgeon - El Silbo Apacible y Delicado #1668

viernes, 22 de noviembre de 2013

La agonía de Cristo en Getsemaní

Getsemaní suministra la medicina para los males que siguieron al fruto prohibido del Edén.
C. H. Spurgeon

martes, 19 de noviembre de 2013

Aspectos de la santidad

2.   Los resultados del crecimiento en la espiritualidad

¿Cómo podemos saber si estamos creciendo en la gracia, o no? Yo respondo que hay ciertos resultados de tal crecimiento, y dondequiera que veamos tales consecuencias, vemos a un alma que crece. Permítanme indicar algunos de estos resultados.

a) Un resultado de crecer en la gracia es la posesión de una mayor humildad. Conforme nos acercamos a Dios y conocemos más de Su santidad y perfección, más conscientes estamos de nuestra propia indignidad a Sus ojos. Sentimos que las palabras del centurión (Mateo 8: 8) podrían ser nuestras: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo”. O, en las palabras del hijo pródigo (Lucas 15: 19) “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. Entre más maduran los creyentes para la gloria del cielo, más hunden sus cabezas, como el grano.

b) Otro resultado de crecer en la gracia es un incremento del amor por el Señor Jesucristo que, a su vez, profundiza la fe en Él. Sin duda el creyente tiene un alto concepto de Cristo cuando comienza a creer. Pero el crecimiento en la gracia hace a Cristo más y más deseable. ¡Este es un resultado del crecimiento que hay que esperar!

c) Otro resultado del crecimiento en la gracia es un crecimiento en la santidad de la vida. Hay mayor vigilancia sobre la debilidad de nuestro carácter. Hay una mayor resistencia al demonio y al pecado. Es una señal de falta de crecimiento en la gracia si nos vemos menos angustiados por el pecado.

d) Otro resultado del crecimiento en la gracia es una mayor espiritualidad en nuestros deseos y pensamientos. El creyente que está creciendo cumplirá fielmente las responsabilidades del hogar y de la vida. Las cosas más amadas serán las cosas espirituales. Las diversiones y las ideas que una vez tuvieron una suprema importancia, parecerán perder su valor. Tales cosas pudieran no ser pecaminosas en sí mismas, pero gradualmente parecerán superfluas para el creyente que está creciendo.

e) Otro resultado del crecimiento en la gracia es un mayor amor a toda la gente, pero especialmente a los otros creyentes. Un alma que está creciendo tratará de interpretar de la mejor manera la conducta de otras personas. La señal más segura de un decrecimiento en la gracia es una disposición a ver fallas y puntos débiles en otras personas.

f) El último resultado del crecimiento en la gracia que voy a mencionar es un creciente interés en el evangelismo. Cómo pensamos acerca de las misiones y cómo trabajamos para ellas, en casa y en el exterior, es un signo muy confiable del crecimiento de nuestras almas. Si queremos saber si estamos creciendo espiritualmente o no, veamos si hay una creciente preocupación por la salvación de otros. 
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad







domingo, 17 de noviembre de 2013

Crecimiento

CRECIMIENTO

“Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3: 18).

Este es un asunto vital para aquellos que toman con seriedad su compromiso a la santidad. Necesitan preguntarse algunas veces: ‘¿Estoy progresando en mi religión? ¿Crezco? Tal vez los días de cumpleaños, o en Navidad, o antes de participar en la cena del Señor sean tiempos apropiados para un tal autoexamen. Hay tres puntos acerca de este crecimiento espiritual que deseo enfatizar.

1.   La realidad del crecimiento en la espiritualidad

Hay tal cosa como un crecimiento en la gracia. Al decir esto, quisiera dejar bien claro que no me refiero a que nosotros, por nuestros propios esfuerzos, podamos marcar alguna diferencia en cuanto a nuestra justificación a los ojos de Dios. No podemos ser más perdonados jamás, más absueltos, más justificados de lo que somos en el primer momento en que creemos. El crecimiento al que me refiero es un crecimiento en las gracias que nos son dadas por el Espíritu Santo: nuestro arrepentimiento, nuestra fe, esperanza, amor, humildad, celo y valor. Nosotros podemos, y debemos, realizar un continuo progreso espiritual por medio del crecimiento en cada una de estas gracias.

La Biblia enseña el crecimiento en la gracia. “Vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás (2 Tesalonicenses 1: 3). “Llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios (Colosenses 1: 10). “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más (Filipenses 1: 9). Y hay muchas más exhortaciones como esas.

Pero la experiencia personal confirma también que la posibilidad de crecimiento en la gracia es un hecho. La diferencia entre el grado de fe y conocimiento al principio de la conversión, y lo que es cierto después de algunos años de caminar con el Señor, es evidencia en sí misma de que ha habido un crecimiento. Quiero enfatizar que este asunto del crecimiento involucra nuestros mejores intereses. Por ejemplo:

a) Crecer en la gracia es la mejor evidencia de salud espiritual. Cualquier ser que tiene vida demuestra su salud por medio de un consistente progreso en el crecimiento. Lo que no crece no está vivo.

b) Crecer en la gracia es una manera de ser felices en nuestra religión. Hay un vínculo entre nuestra confort y nuestra santidad. El creyente que siente el mayor gozo y paz por creer y que tiene el más claro ‘testimonio del Espíritu’ en su corazón (Romanos 8: 16) es el creyente que está creciendo espiritualmente.

c) Crecer en la gracia es un secreto de nuestra utilidad para otros. Nuestra influencia sobre otros depende grandemente de lo que ven en nosotros. El creyente que pone al mundo a pensar es el creyente que está mejorando continuamente y que está avanzando.

d) Crecer en la gracia agrada a Dios. Pudiera parecer notable que algo que hagamos pueda agradar a Dios. Pero Jesús les dijo a Sus discípulos: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos (Juan 15: 8). El Señor se agrada en todo Su pueblo, pero especialmente en aquellos que crecen espiritualmente.

e) Pero sobre todo lo demás, démonos cuenta de que crecer en la gracia no sólo es posible, sino que es algo por lo cual tenemos que rendir cuentas. ¿De quién es la culpa si un creyente no crece? Claramente no es la culpa de Dios. Los creyentes tienen un deber de de crecer. El descuido del crecimiento le roba al creyente sus privilegios, contrista al Espíritu, y embota el alma. Nosotros mismos hemos de ser culpados, y nadie más, si no estamos creciendo espiritualmente.  
Aspectos de la Santidad - J. C. Ryle 



viernes, 8 de noviembre de 2013

Progaguemos la buena literatura



Al final del sermón “Dos Clases de Oidores” se encuentra la siguiente leyenda que es tan válida para hoy como lo era para los tiempos del pastor Spurgeon:

“Si quienes se benefician de estos sermones promovieran su circulación pudieran hacer tanto bien como si ellos mismos predicaran. El predicador se sentiría grandemente animado si al regresar a su púlpito encontrara que la circulación de los sermones ha aumentado sustancialmente. Una palabra juiciosa puede ganar un nuevo suscriptor para quien la lectura podría ser útil. ¿No sería para muchos de nuestros lectores un fácil y eficiente modo de servicio cristiano la distribución y la propagación de los sermones?”

Ánimo, lectores, difundan por todos los medios que puedan el sitio de los sermones de Charles Haddon Spurgeon.