domingo, 31 de mayo de 2009

La bondad de la oración breve

Yo creo que la excelencia de la oración consiste, a menudo, en su brevedad. Habrán notado la extrema brevedad de la mayoría de las oraciones que fueron preservadas en la Biblia. Una de las oraciones más largas es la oración de nuestro Salvador, registrada por Juan, que habría tomado, yo supongo, alrededor de unos cinco minutos; y está la oración de Salomón con motivo de la dedicación del templo, que podría haber tomado unos seis minutos. Casi todas las demás oraciones registradas en la Biblia son muy breves; y, probablemente, en nuestros servicios públicos de oración, oramos mucho más extensamente que todas esas oraciones sumadas juntas.

C. H. Spurgeon, sermón no.3186, La oración más breve de Pedro: "¡Señor, sálvame!"

Cartas desde el sufrimiento - No.31

Sur de Francia
19 de Noviembre (probablemente 1887)

Queridos amigos:

En este momento tenemos mal tiempo aquí, pero el clima más cálido nos protege de la calamidad de la mezcla de hielo y de niebla. Les escribí una carta un poco larga, pero he descubierto que el impresor no contó con el suficiente espacio para incluirla, y, entonces, para guardar mi palabra, debo expresar una o dos palabras; pero la necesidad no me permitiría más.

Me regocijaré grandemente si en mi ausencia se establecen reuniones especiales de oración, y llevan a cabo algún trabajo extra para recalcarles a los inconversos los reclamos del Evangelio. ¡Qué gozo sería oír que en el Tabernáculo, y en todas las iglesias de nuestro amado país, un avivamiento de la verdadera religión ha sido obrado por el Espíritu de Dios!

Busquen esto y trabajen por ello.

Eso les pide su amigo que los ama

C. H. Spurgeon

viernes, 29 de mayo de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.30

17 de Noviembre de 1887
A la Iglesia del Tabernáculo

Queridos amigos:

Les escribo porque mi corazón me impulsa a hacerlo y también porque muchos de ustedes lo desean. No en balde hemos estado en una unión cordial durante tantos años para no sentir un vivo interés por los demás. Esto debería ser un fruto más abundante de la membresía de la iglesia de lo que usualmente es. La idea de una hermandad real debería ser comprendida más tiernamente y más prácticamente. Cada uno de nosotros debería esforzarse por alcanzarla y por desarrollar un profundo interés personal por nuestros hermanos miembros de la iglesia, especialmente por aquellos que son pobres, o que están enfermos, o que son jóvenes, o que se encuentran desalentados o que son asediados por tentaciones y aflicciones peculiares.

Así, deberíamos constituir entre nosotros una especie de pastorado mutuo, y cada miembro debería alcanzar a la vez que otorgar una bendición. Debido a que hay entre ustedes tanta abundancia de esta preocupación por los hermanos, siento paz en mi corazón durante mi ausencia; pero debido a que no hay más de ella, quisiera estimular sus mentes puras recordándoles estas cosas.

Todos nosotros somos hijos de un Padre, y somos redimidos con la preciosa sangre del mismo Salvador; por tanto, debemos sentir un instinto natural de unidad y apegarnos en amor los unos a los otros a consecuencia de la fuerza de la vida interior. Es probable que vayamos a tener más y más necesidad de esa fuerza que proviene de la perfecta unidad del corazón. Las fuerzas del error provocarán ataques en contra nuestra, y debemos plantarnos hombro con hombro, o más bien, corazón con corazón, a la hora del conflicto. ¡Pidamos que el propio Señor nos capacite para hacerlo por medio de Su Santo Espíritu!

Necesitaba en gran medida este descanso de mi servicio público, pues he sentido gran postración desde que les escribí la última vez. Pero, gracias a sus amorosas oraciones me veré otra vez fortalecido, y podré aprovechar mi reposo para generar reservas para un uso futuro. ¡Cuánto deseo que cuando esté otra vez con ustedes pueda hacerlo en la plenitud de la bendición del Evangelio de la paz!

Yo quisiera poder saludar a cada uno de ustedes como si tomara la mano de cada quien y le dijera: ‘que Dios te bendiga’ a cada persona.

Suyo en Cristo Jesús

C. H. Spurgeon

miércoles, 27 de mayo de 2009

Acerca de la 'Controversia del Declive'

Durante la primavera y el verano del año 1887, Spurgeon tuvo que enfrentar una fiera oposición por reiterar sus advertencias contra la falsa enseñanza dentro de las filas de la Unión Bautista. Un número de prominentes ministros y profesores universitarios habían abrazado la ‘alta crítica’, y negaban la infalibilidad y la inerrancia de la Biblia, y los líderes de la Unión se rehusaban a responder a este ‘declive’ con alguna forma de disciplina que mantuviera los elementos esenciales de la fe. La crisis empeoró al punto de que Spurgeon resolvió renunciar a la Unión Bautista en Octubre de 1887. La batalla por la verdad era enteramente justificada, porque la Unión Bautista, habiéndose vuelto doctrinalmente tolerante y laxa, declinó a partir de entonces, consistentemente, en la fidelidad bíblica.

Spurgeon le escribió a un simpatizante:

“Era una necesidad imperiosa abandonar la Unión, ya que mis amonestaciones a los líderes, y mis repetidas reconvenciones directas al cuerpo pleno de todos los miembros habían sido en vano… Es motivo de un gran dolor para mí que hasta este momento, muchos de nuestros amigos más estimados de la Unión Bautista hayan cerrado sus ojos, con una firme resolución, a serias divergencias de la verdad. No dudo de que su motivación haya sido laudable, en cierta medida, pues deseaban preservar la paz, y esperaban que los errores que se vieron obligados a ver, fueran eliminados conforme sus amigos avanzaran en años y en conocimiento. Pero, al fin, incluso ellos descubrirán, así confío, que las nuevas percepciones no son la antigua verdad cubierta con un mejor vestido, sino errores mortales con lo que no podemos tener comunión alguna. Yo considero al ‘pensamiento moderno’ plenamente desarrollado, como un culto totalmente nuevo, que no tiene más relación con el cristianismo que la que tiene la neblina de la noche con las colinas eternas”.

(Carta al señor Mackey del 23 de Noviembre de 1887).

Nota:
En contraste con la baja crítica, que tiene que ver mayormente con asuntos lingüísticos y textuales, la alta crítica se dedica al estudio de problemas de composición, incluyendo el autor, el momento, el lugar y las circunstancias en que se escribió el material en cuestión. También tiene que ver con la validez histórica del escrito.
Además, estudia la forma de la composición y cómo fue transmitida. En su sentido técnico, la palabra "crítica" no se refiere a los argumentos presentados por los incrédulos o escépticos contra la autenticidad y confiabilidad en la Biblia.

viernes, 15 de mayo de 2009

Apoyo de diáconos y ancianos en la Controversia del Declive

Dos documentos le fueron presentados a Spurgeon en Menton, que muestran la gran solidaridad y afecto con los que la iglesia apoyaba a su pastor durante la Controversia del Declive.

‘Resolución’: “Nosotros, los diáconos y los ancianos de la iglesia que nos congregamos en el Tabernáculo Metropolitano, por este medio ofrecemos a nuestro amado pastor, C. H. Spurgeon, nuestra profunda simpatía para con él, en las circunstancias que le han conducido a retirarse de la Unión Bautista. Nosotros expresamos al unísono nuestro sincero aprecio por el constante celo con el que sostiene las doctrinas del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en su inspirada sencillez apostólica.”

‘Firmada por el copastor, conjuntamente con todos los diáconos y ancianos.’


***

“Nuestra anterior resolución fue aprobada de manera unánime y solidaria. Pero, en lo tocante a un punto, consideramos en lo general inadecuado comunicarle a usted, nuestro amado pastor, un sentido pleno del afecto, la confianza y la estima que sentimos todos nosotros por usted. De esto, sin embargo, no le podemos ofrecer una expresión más apropiada, que la disposición de todos y cada uno de nosotros de ofrecernos como “Ayudas” en los diversos dones, administraciones y operaciones del Espíritu Santo que le han sido confiados abundantemente a usted.

“Y podría no ser inapropiado ni inoportuno, en absoluto, registrar nuestra convicción de que usted ha prestado un buen servicio, en una escala muy amplia y que se amplía constantemente, al afirmar la inspiración de las Santas Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento; al inculcar las doctrinas de la gracia, según han sido enseñadas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, bajo la guía inmediata del Espíritu de Dios; y, al preservar en nuestro medio la sencillez incorrupta de la adoración pública.

“Permítanos agregar nuestra ferviente fe, y nuestra devota oración, para que sus protestas vigorosas contra la innovaciones del ‘pensamiento moderno’ en los púlpitos, consideradas supuestamente ortodoxas, promuevan grandemente la unidad de las iglesias de Cristo a lo largo de todo el mundo.”

viernes, 8 de mayo de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.29

La siguiente carta fue leída en el Tabernáculo el domingo 13 de Noviembre de 1887

Queridos amigos del Tabernáculo:

Sólo los he dejado unos cuantos días, pero ya he descansado anticipando el descanso que ha de venir. Quiero agradecerles a todos, de todo corazón, por su amor constante durante treinta y cuatro años de comunión. En cuanto a nuestro número hemos sido muchos, pero hemos sido de un solo corazón durante todos estos años. Esto es especialmente cierto en la presente hora de controversia, pues mis más sinceros simpatizantes están en mi propia iglesia. Varios entusiastas han propuesto una reunión general de los miembros de la iglesia para expresar su ferviente acuerdo con su pastor; pero los diáconos y los ancianos, siempre fieles, aprovecharon la ocasión y me presentaron una carta firmada por todos ellos en representación de sus hermanos y hermanas. Esa unidad proviene de la gracia de Dios, demuestra que Su bendición está ahora con nosotros, y profetiza una felicidad futura. ¿Qué puedo hacer sino agradecerles a todos, y amarles a cambio, y trabajar para ustedes en tanto que haya vigor, y orar por ustedes hasta que muera? La bendición infinita del Dios Eterno sea con ustedes para siempre.

Su agradecido pastor,

C. H. Spurgeon


Esta carta fue escrita en el ápice de la controversia del declive. Al reverso de esta carta, escrito con otra letra, está el siguiente texto: “Entregamos el documento al que se alude en la carta que antecede. El texto habría sido expresado con palabras más duras, pero el pastor (Spurgeon) prefiere siempre la brevedad de la expresión en lo referente a él, y sus deseos motivaron que muchos de los párrafos encendidos fueran eliminados. Prevalecía el sentimiento generalizado de que los líderes habrían querido hacer la comunicación de manera más enérgica; pero agregaron que aun así se quedaría muy corta del tenor de sus sentimientos.”

Ese documento, conjuntamente con otra carta que muestra la gran solidaridad y afecto con los que la iglesia apoyó al pastor, se publican a continuación.

jueves, 7 de mayo de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.28

Westwood, Beulah Hill
Upper Norwood
16 de Mayo de 1886


Queridos amigos:

En respuesta a muchas oraciones, se me permitió asistir tres veces a la conferencia: pero posiblemente este gran privilegio, aunque me proporcionó mucho regocijo, también ayudó a prolongar mi aflicción. Sin embargo, no puedo sentirme demasiado agradecido por un favor tan especial. Oren pidiendo la bendición para la conferencia. Pidan al Señor que haga que nuestros ministros sean sólidos en la fe.

La semana pasada experimenté muchísimo dolor. Una de las pruebas más duras ha sido mi incapacidad de sostener una pluma. Cuando me desperté esta mañana y descubrí que mi mano derecha se había desinflamado y que ya podía escribir, estuve a punto de llorar de gozo. Mi primer pensamiento fue el de levantarme de inmediato y escribirles una palabra de sincero afecto.

Que Dios bendiga a cada uno y a todos ustedes, desde el eterno tesoro de Su amor. ¡Oh, que mis aflicciones me conviertan en un predicador de más provecho para ustedes! Yo sufriría gozosamente cualquier cosa si pudiera glorificar a Dios más plenamente, y beneficiar a Su pueblo y salvar a los pecadores.

Les ruego que tengan paciencia conmigo por mis muchas debilidades, y cuando esté otra vez entre ustedes, que espero que sea muy pronto, escúchenme todo lo que puedan mientras tenga que ser escuchado. Yo puedo decir, en verdad, que cuando predico, entrego toda mi alma en ello, y ansío que el mayor número posible de personas oigan lo que el Señor tiene que decir por mi medio. Que el Espíritu Santo haga que mis palabras sean eficaces para salvación.

Creo que esta semana publicaré mi sermón número mil novecientos. He estado pensando en ‘Estad siempre gozosos’ como un texto adecuado. Hermanos, debemos regocijarnos.

Esperando estar con ustedes el próximo domingo,

Me reitero como el siervo sufriente de ustedes por Cristo,

C. H. Spurgeon

lunes, 4 de mayo de 2009

Spurgeon en su cumpleaños no.50

En 1884 se celebraron unos servicios especiales para conmemorar el quincuagésimo cumpleaños de Spurgeon. El 17 de Junio, unas 7,000 personas se hicieron presentes en una reunión presidida por el Conde de Shaftesbury, ocasión en la que se le entregaron 4,500 libras esterlinas que fueron distribuidas entre los diversos departamentos de la obra (y parte del dinero se le donó al Hospital de Santo Tomás que atendía a muchos miembros del Tabernáculo). El periódico The Times comentó en aquella ocasión: ‘el Tabernáculo Metropolitano es probablemente el edificio más grande y el mejor para la adoración congregacional en este país; nuestras catedrales son más bien lugares para espectáculos, ceremonias, procesiones y meditación… Se nos informa repetidamente de decenas de miles de personas a quienes es imposible alcanzar, o atraer, o interesar en los asuntos y perspectivas de sus almas eternas. Pero es muy claro por los hechos que tenemos ante nosotros, que decenas de miles pueden ser atraídos y retenidos también, en la que solía ser la parte más desesperada de la metrópoli.’

El día de Navidad, cenó con la señora Spurgeon en el Orfanato, pero esta fue la última vez que fue capaz de cumplir con este compromiso que hasta entonces había sido recurrente.

Cartas desde el sufrimiento - No. 27

Westwood, Beulah Hill, Upper Norwood
20 de Noviembre de 1885

Amados hermanos:

Yo les agradezco mucho y si me doy cuenta después del domingo que soy incapaz de seguir adelante, cederé de inmediato; pero yo preferiría en gran manera terminar en dos semanas sin desilusionar a nadie. No me siento bien pero creo que puedo dar un par de pasos más y completar la jornada.

Suyo afectuosamente

C. H. Spurgeon