miércoles, 28 de agosto de 2013

El anverso y el reverso



"El perdón y el don del Espíritu son el anverso y el reverso de la salvación integral que es nuestra en Cristo. Nunca deberíamos dejar de dar gracias a Dios, con un asombro cotidiano, porque en Su amor primero entregó a Su Hijo para que muriera por nosotros y luego entregó a Su Espíritu para que viviera en nosotros".
John R. W. Stott - Pastor anglicano, una de las 100 personas más influyentes en el mundo, según lo aseveró la Revista Time en el año 2005.
Traducción de Allan Román 

sábado, 17 de agosto de 2013

Un comentario iluminador



“Cuando un hombre se atreve a hablar como Dios quiere que hable, el Espíritu Santo infunde fuerza en el mandamiento, y el oyente es capacitado a hacer lo que de otra manera ni siquiera hubiera intentado”.
C. H. Spurgeon – Sermón #833 – Volumen 14

jueves, 15 de agosto de 2013

Por la gracia de Dios soy lo que soy

Si eres proclive a alzar tu cabeza y a jactarte porque ahora eres un gran hombre, mira simplemente la efigie de lo que eras antes de que el Señor te hiciera una nueva creación en Cristo Jesús. Oh, ¿quién podría decir cuál habría sido esa efigie de no haber sido por la intervención de la gracia divina? Pienso que dirías lo que dijo un escocés a Rowland Hill cuando visitaba al buen varón en su estudio. Se sentó y lo miró, y si han visto su retrato sabrán que el rostro de Rowland Hill es inolvidable: tiene un peculiar aire cómico. Así que el escocés respondió en respuesta a la pregunta que le hiciera: “¿qué es lo que miras?” “He estado estudiando las líneas de su rostro”. “Y ¿qué es lo que percibes?”, preguntó el señor Hill. “Pues bien, que si la gracia de Dios no le hubiese hecho cristiano, usted habría sido uno de los peores individuos que viviera jamás”. “¡Ah!”, –dijo el señor Hill- “esta vez diste en el blanco”. No me sorprendería tampoco que si algunos de nosotros nos viéramos en el espejo, contemplaríamos allí a alguien que habría sido un pecador ennegrecido de no ser por el cambio de corazón que la gracia soberana ha obrado. Esto debería hacernos muy humildes y muy modestos delante de Dios. Amigos, yo los invito a que reflexionen en esto, y cuando sientan que comienzan a inflarse un poco, pinchen la vejiga del necio y perverso orgullo con la aguja de la conciencia al tiempo que recuerdan lo que solían ser, y serán mucho mejores si dejan que se escape un poco de gas. Regresen tan rápidamente como puedan a su verdadera forma, pues ¿qué son ustedes, después de todo? Si son algo que es bueno, o recto o agradable a los ojos del Señor, aun así tienen que decir: “Por la gracia de Dios soy lo que soy”. 
C. H. Spurgeon - sermón #174 - Yo Era

La extrema rareza de la adoración espiritual



Ahora, en segundo lugar, voy a tratar de EXPLICAR LA EXTREMA RAREZA DE LA ADORACIÓN ESPIRITUAL. La razón se debe, hermanos míos, a que el hombre ha caído. Si el hombre fuera lo que fue una vez, puro y santo, no puedo concebir que necesite santos lugares y cruces, capas magnas y dalmáticas, báculos y casullas. No puedo concebir la tentación de postrarse delante de un becerro, o de una Virgen María, o de una hostia. La noble criatura camina allá en el paraíso y si se reclina debajo de un árbol sombreado, alza sus ojos y dice: “Padre mío, Tú has hecho esta sombra gratificante, aquí te voy a adorar”; o si camina bajo el pleno calor del sol, dice: “Dios mío, es Tu luz la que brilla sobre mí, yo Te adoro”. Por allá en las faldas de la montaña, o abajo por el resplandeciente río, o en el lago plateado, no necesita construir ningún altar pues su altar está en su interior; no necesita hacer ningún templo pues su templo está en todas partes. La mañana es santa y la noche es santa; no tiene ninguna hora prescrita de oración ya que se entrega a la devoción a lo largo de todo el día; su baño matutino es su bautismo; su comida es su Eucaristía. Pueden estar seguros de que entre más nos acerquemos a la desnudez de la adoración, más nos acercamos a su verdad y pureza; es debido a que el hombre ha caído que así como viste a su cuerpo necesitado de ropas, así está vistiendo siempre a su religión.
C. H. Spurgeon - sermón #695 - El Hacha Puesta a la Raíz

La espiritualidad de la adoración

Además, es preciso recordar que no había nada visible, de ningún tipo, para la adoración del judío. No es así en la simbología de esa falsa Iglesia que está tratando de levantar y de revivir esos míseros elementos; allí los hombres se inclinan delante de un cruz; un trozo de pan dentro de un estuche es reverenciado y tratado con adoración; paños raídos y andrajos podridos, llamados reliquias, son el blanco de la adoración; pero no había nada parecido a eso entre los judíos; ellos adoraban viendo hacia el templo, pero no adoraban al templo, o al propiciatorio, o al altar, o a ningún otro emblema. ¿Acaso no se dice expresamente: “Ninguna figura visteis”? Cuando Dios descendió sobre el Sinaí y todo el pueblo adoró allí, no vieron nada que se atrevieran a adorar; Dios seguía siendo invisible para ellos, y tenían que ejercitar sus facultades mentales en la adoración del Dios invisible. Cuando una vez se pensó que los poderes milagrosos de la serpiente de bronce le daban el derecho a la adoración, Ezequías la llamó Nehustán, esto es, cosa de bronce, y la hizo pedazos. De manera que con todo su esplendor de imágenes, ornamentos bordados, y pectoral reluciente, había en gran medida un poderoso elemento de espiritualidad aun en cuanto a la adoración aarónica; sólo me refiero, por supuesto, a los hombres espirituales. El propio David dejó completamente atrás lo externo cuando declaró: “Sacrificio y ofrenda no te agrada”; y también cuando dijo: “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría”. El profeta declara que Dios está hastiado de sus sacrificios, y en otro lugar el Señor mismo dice que si pudiéramos presentarnos delante de Él con ríos de aceite, o con diez mil porciones del sebo de animales gordos, no nos aceptaría con esas cosas. Que obedecer es mejor que el sacrificio es lo que se nos dice incluso bajo la ley. De manera que aun allí, aunque no tan claramente como ahora, se enseñaba y se declaraba la espiritualidad de la adoración. 
C. H. Spurgeon - sermón #695 - El Hacha Puesta a la Raíz

miércoles, 14 de agosto de 2013

Un antiguo proverbio



Siembra un pensamiento, y segarás un acto;
Siembra un acto, y segarás un hábito;
Siembra un hábito, y segarás un carácter:
Siembra un carácter, y segarás un destino.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Dar fruto sin Dios



“Si yo pudiera dar fruto sin mi Dios, yo aborrecería esa cosa maldita pues sería el producto del orgullo, el fruto de un arrogante erigir al ‘yo’ como algo independiente del Creador”.
C. H. Spurgeon – sermón #357 – Volumen 10.