jueves, 30 de abril de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.26

Menton, 10 de Enero de 1884

Queridos amigos:

Estoy completamente varado. Soy completamente incapaz de levantarme de mi cama, y tampoco puedo encontrar descanso en ella. Los dolores del reumatismo, del lumbago y del nervio ciático, mezclados simultáneamente, son sumamente agudos. Si por casualidad tengo que darme vuelta a la derecha o a la izquierda, pronto me doy cuenta de que moro en un cuerpo que es capaz del más agudo sufrimiento. Sin embargo, estoy tan feliz y alegre como pueda estarlo un hombre. Es para mí un gran alivio el hecho de que todavía no estoy robándole el trabajo a mi Señor, pues mis días de asueto no han llegado aún a su término. Un hombre tiene el derecho de tener reumatismo si quiere, cuando su tiempo le pertenece. Lo peor de todo es que temo que tendré la necesidad de invadir los dominios de mi Señor, y de abusar de nuevo de la paciencia de ustedes. A menos que me recupere muy pronto no podría regresar a casa en el tiempo señalado, y mucho me temo que si regresara a casa en el tiempo debido, no sería de ninguna utilidad para ustedes, pues tendría que guardar cama. Los diáconos me escribieron una carta en la que me recomiendan unánimemente tomarme dos domingos más, mientras me pongo bien, y así no tener que regresar a ustedes como un inválido. Yo les escribí diciéndoles que debo tomarme una semana, pero como no me estoy mejorando sino que estoy empeorando, me temo que tendré que convertir mi descanso en dos semanas, tal como ellos me lo propusieron. La mayoría de los hombres descubren que les va bien cuando obedecen a sus esposas, y puesto que mi esposa y los diáconos están de acuerdo en este punto, me temo que cometería un doble error si hiciera lo contrario de lo que me piden. Espero que todos ustedes crean que si el soldado pudiera ponerse de pie, entonces proseguiría su marcha, y si este su siervo fuera capaz de hacerlo, trabajaría; pero cuando un hombre está partido en dos por el martillo del dolor, ha de esperar hasta ser reintegrado en un solo cuerpo.

Que las mejores bendiciones continúen descansando en ustedes. Espero que quienes suplen mi lugar sean ayudados misericordiosamente por el Espíritu de Dios.

Suyo de todo corazón

C. H. Spurgeon

miércoles, 29 de abril de 2009

Spurgeon y la Biblia

Ha habido muchos intentos, en una plétora de biografías, de explicar el éxito de Spurgeon, y muchos de los biógrafos han enfocado su atención a una sola frase que expresó el propio Spurgeon a ciertos visitantes de los Estados Unidos que le visitaron en el Tabernáculo Metropolitano, en el sentido de que su éxito se debía a que “mi iglesia ora por mí”. Sin embargo, gran parte del éxito de Spurgeon se ha debido a que estaba saturado de la Biblia. “Pínchale donde quieras y sangra la Biblia”. En futuras entregas, y al concluir las 'cartas desde el sufrimiento', tocaremos este tema que está tomado del libro Letting the Lion Loose, (Soltando al León), se refiere a la Biblia, del pastor Erick Hayden, ya fallecido, quien fue pastor durante seis años del Tabernáculo Metropolitano, y tuvo la responsabilidad de reconstruirlo después de haber sido parcialmente destruido por una bomba durante la segunda guerra mundial.

viernes, 24 de abril de 2009

Muy sabias palabras de Spurgeon

Tengan mucho cuidado, se los suplico, de cualquier religión que brota simplemente del deseo carnal del gozo del cielo. Tanto los terrores del infierno como los goces del cielo son insuficientes para hacer que el alma busque verdaderamente al Salvador. Debe haber un sentido de pecado y un anhelo de santidad, porque, después de todo, la esencia de infierno es el pecado, y la esencia del cielo es la santidad, y no es posible ir a Dios simplemente por causa del infierno externo y del cielo. Tú serás conducido a creer en Jesucristo únicamente a través de la esencia de las dos cosas externas, es decir, el pecado que te agobia y tu alma que clama por la pureza, y la santidad, y la semejanza a Dios.

C. H. Spurgeon, Pictures From Pilgrim's Progress. Cuadros tomados del Progreso del Peregrino.
Traducción de Allan Román.

martes, 14 de abril de 2009

Spurgeon y la Biblia

Me parece que en algunas épocas se ha hecho el doble por defender la Biblia que por exponerla, pero si a partir de este momento, toda nuestra fuerza se concentrara en la exposición y en la divulgación de la Palabra, ella se podría defender sola. Yo no sé si ustedes ven ese león, que está claramente ante mis ojos; un número de personas se adelantan para atacarlo mientras un ejército nuestro quiere defender con toda la fuerza posible al gran monarca. Se aportan muchas sugerencias y se ofrecen consejos. Se recomienda esta arma y aquella otra. Perdónenme si yo ofrezco una apacible sugerencia. Abran la puerta y dejen salir al león; él se cuidará solo. ¡Miren, los agresores huyen! Tan pronto como el león sale con toda su fuerza, sus agresores huyen. La forma de enfrentar a los infieles es propagar la Biblia. La respuesta para cada objeción en contra de la Biblia es la Biblia".

C. H. Spurgeon

Conferencia para la Sociedad Bíblica de Inglaterra e Internacional.

domingo, 12 de abril de 2009

Cartas desde el sufrimiento de 1884-90

Esos siete años fueron un tiempo de sufrimiento incrementado, tanto físico como emocional, conforme la Controversia del Declive iba asomando su cabeza. En Octubre de 1887, Spurgeon terminó la membresía del Tabernáculo en la Unión Bautista, y a través de la revista La Espada y la Cuchara adoptó una posición muy firme que le atrajo muchos ataques. Spurgeon sintió que todo esto intensificaba la severidad de sus problemas de salud.

También fue un tiempo de gran bendición para los ministerios del Tabernáculo Metropolitano, y cientos de nuevos convertidos fueron agregados a la membresía de la iglesia. Charles completó El Tesoro de David después de veinte años de trabajar en esa obra, así como otros libros, y mantuvo su ministerio de predicación tanto en el Tabernáculo como en diferentes lugares.

Cartas desde el sufrimiento - No.25

Menton, 23 de Diciembre de 1883

Queridos niños:

Me agrada creer que todos ustedes están llenos de alegría y de regocijo el día de hoy. Debemos agradecer a Dios por darnos el Orfanato y luego por darnos gentiles amigos que piensan en nuestras carencias diarias y, luego, también, por encontrar otro conjunto de amigos que nos alegran el día de Navidad. Pueden ver que el Señor no sólo nos envía nuestro pan de cada día, sino algo más. Bendigamos juntos el nombre del Grandioso Padre. Yo no sé cómo podrían agradecerle mejor que convirtiéndose en Sus propios hijos amados al creer en Su Hijo Jesús. Espero que cada uno de los niños y de las niñas sea encontrado creyendo en Jesús, amando a Jesús y sirviendo a Jesús.

Yo estoy a mil seiscientos kilómetros de distancia de ustedes, pero mi amor les llega con sólo dar un gran salto. Han pasado unos cuantos minutos después de las siete de la mañana del día domingo, el sol acaba de salir, y el mar parece plata derretida. Hay unas rosas muy hermosas en mi habitación, y justo fuera de la ventana hay naranjas y limones. No me envidien, pues yo sé que las naranjas están agrias; en cambio, las naranjas que ustedes recibirán hoy serán dulces. No se olviden de dar tres ¡hurras!, para el señor Duncan. Yo voy a escuchar atentamente entre la una y las dos de la tarde del día martes, y si oigo sus voces, voy a cabalgar hasta ustedes sobre la luna, y voy a descolgarme del techo. ¡Eso está por verse! Sean muy felices y amables entre ustedes. No les den a las matronas ni a los directores ningún problema en ningún momento. Obedezcan inmediatamente todas las reglas del señor Charlesworth, háganle feliz, y entonces, tal vez, él se pondrá fuerte.

Que Dios los bendiga, mis queridas niñas y niños. Tres ¡hurras!, para los encargados del Orfanato. Nada más, excepto mi más profundo amor.

C. H. Spurgeon

viernes, 3 de abril de 2009

Spurgeon y los huérfanos de Stockwell

Antecedentes del orfanato:

El orfanato abrió sus puertas en 1866, cuando la Sra. Anne Hillyard hizo una importante donación para albergar y educar a muchachos huérfanos. En aquella época había en Londres muchos miles de niños desamparados que morían o se entregaban a una vida de crimen. Se compró un terreno en Stockwell y se construyó una larga hilera de hogares individuales y cada uno de esos hogares contaba con una matrona que hacía las veces de madre para los niños. De manera muy opuesta a las instituciones contemporáneas, el orfanato proporcionaba a los niños un amplio gimnasio, piscina, campos de juegos y un hospital. Spurgeon tenía un gran interés en los huérfanos, y los visitaba frecuentemente y abogaba por sus necesidades ante aquellas personas que pudieran apoyar la obra financieramente. Los muchachos tenían diversos antecedentes.

En 1877 se construyó también un orfanato de niñas de tal forma que se contaba entonces con una capacidad de albergar 250 niños y 250 niñas. Spurgeon y su esposa solían celebrar una cena de Navidad con todos los huérfanos, momento en el que disfrutaban de los placeres sociales de la Navidad. Los niños hacían competencias para decorar sus hogares, y el señor Spurgeon hacía llamados en su revista La espada y la cuchara para dar a los huérfanos alimentos especiales tales como higos y naranjas y regalos también. Muchos niños fueron convertidos y algunos de los muchachos continuaron posteriormente sus estudios en el Colegio del Pastor y fueron pastores o misioneros.

A continuación presentamos un ejemplo de los típicos llamados que hacía Spurgeon para motivar a la gente para que apoyara a los huérfanos en la Navidad:

“Debemos recordar a las personas buenas y misericordiosas, que viene la Navidad, y viene muy pronto. Ahora, hay 500 niños y niñas, con sus matronas y sus maestros, que viven en un lugar placentero llamado ‘el Orfanato Stockwell’; y la Navidad, es de esperarse, los ha de tener también en cuenta a ellos. Ahora, los 500 niños mencionados no querrían celebrar la fiesta con pan y mantequilla o pudines rellenos de grasa; ellos preferirían rosbif y pudín de ciruelas, y algunas naranjas y nueces, y… bien, ¡cualquier cosa buena es bienvenida! ¿Podrían recordar, algunos padres, madres, tíos y tías amables, que tienen sus propios seres queridos, podrían recordar también a los niños de Stockwell, y enviar aunque sea algo, destinado a ‘regalos de Navidad’?” (Diciembre de 1888)

Cartas desde el sufrimiento - No.24

Menton, miércoles por la noche (sin fecha)

A mis queridos amigos del Tabernáculo:

Como les escribí hace sólo unos cuantos días, no tengo nada nuevo que reportarles, excepto que cada día siento la necesidad y compruebo el valor del descanso que estoy principiando a disfrutar. Acabo de llegar a Menton esta tarde, pero la tibia luz del sol y la clara atmósfera me hacen sentir como si hubiese llegado a otro mundo, y tienden a revivir mi mente desfallecida.

Sería muy bueno que pudiese escribirles sin hacer referencia a mi persona, y hacerlo únicamente para su edificación. Perdonen la necesidad que existe de mencionar mi salud; me agradaría mucho poder continuar trabajando y no tener que mencionar mi desventurada condición personal. Mi mente recorre continuamente la obra de casa, los servicios, el Colegio, el orfanato, los Colportores, la escuela dominical, las próximas reuniones que se han de celebrar y así sucesivamente. Veo todas las cosas con el ojo de mi mente y me pregunto cómo proseguirán, y luego le pido a Dios y lo dejo todo con ‘el gran Pastor de las ovejas’. Está también mi hermano, y están todos los líderes, y ellos vigilarán por el bien de la iglesia, y quienes son más espirituales y de mayor crecimiento entre ustedes también se preocuparán por el estado de la obra, y así el Señor usará su instrumentalidad para Su gloria. Somos puestos como signo y señal del poder del Evangelio ‘anticuado’, y estamos obligados a demostrar a todos los que nos rodean, que la verdad no sólo puede reunir sino que puede sostener. No sólo reúne a los hombres forzadamente, sino que los une, y hace eso, no por medio de algún predicador dotado sino por medio de su propia fuerza intrínseca. Esta aseveración necesita ser demostrada y ustedes la demostrarán.

Que Dios, el Espíritu eterno more en todos ustedes, amados, y los conduzca a ser fuertes en la unción del Santo. Que los pobres sean consolados, los enfermos sean apoyados, los guerreros sean fortalecidos y los obreros sean sostenidos. Mi amor sincero está siempre con ustedes.

Suyo en Cristo Jesús

C. H. Spurgeon

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