Nosotros podemos orar a Dios mientras estemos involucrados en cualquier ocupación, siempre que sea legítima; y, si no lo es, no deberíamos estar involucrados en ella. Si hubiera algo que hacemos sobre lo que no podamos orar, no deberíamos atrevernos nunca a hacerlo de nuevo; y, si hay alguna ocupación en relación a la cual tenemos que decir: “no podríamos orar mientras estemos involucrados en ella”, es claro que la ocupación es indebida.
C. H. Spurgeon, sermón no.3186, La Oración más breve de Pedro: "¡Señor, sálvame!"
lunes, 1 de junio de 2009
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