Cuando uno de nuestros queridos amigos, que recientemente se fue al cielo, se encontraba muy enfermo, uno de sus hijos oró con él. Comenzó de una manera muy formal: “Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra y Creador nuestro”, pero el enfermo le detuvo y le dijo: “mi querido muchacho, yo soy un pobre pecador, y necesito la misericordia de Dios; di: “¡Señor, sálvale!” El moribundo necesitaba que su hijo fuera al grano, y yo me identifico con él; pues, con frecuencia, cuando algunos de nuestros amados hermanos se han encontrado orando aquí, y se han andado con rodeos, yo habría deseado que fueran al grano, y que pidieran por aquello que realmente necesitaban. Han seguido dando vueltas alrededor de la casa, en vez de tocar la puerta y tratar de entrar. La oración de Pedro nos muestra cómo ir directo al corazón del asunto: “¡Señor, sálvame!”
C. H. Spurgeon, sermón no.3186, La Oración más breve de Pedro: "¡Señor, sálvame!"
martes, 2 de junio de 2009
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