domingo, 21 de junio de 2009

La confesión debe ser ante Dios

Noten la confesión del publicano; ¿ante quién fue presentada? “Dios, sé propicio a mí, pecador.” ¿Pensó alguna vez el publicano en acudir a un sacerdote para pedirle misericordia y confesar sus pecados? El pensamiento pudo haber atravesado su mente, pero su pecado constituía un peso demasiado grande sobre su conciencia para que fuera aliviado de una manera como esa, así que pronto desechó la idea. “No”, -dijo- “siento que mi pecado es de tal carácter que nadie sino Dios puede quitarlo; y aunque fuera correcto que fuera e hiciera una confesión ante mi semejante, pienso que sería totalmente inútil en mi caso, pues mi enfermedad es de tal naturaleza que nadie, sino un Médico Todopoderoso podria suprimirla.”
Tomado de Confesión y Absolución, sermón de C. H. Spurgeon sobre Lucas 18: 13.



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