Spurgeon nos comenta:
"Yo recuerdo la gran queja que surgió en contra de un sermón mío: 'Fuérzalos a entrar', en el que hablé a las almas con mucha ternura. Se dijo que ese sermón era arminiano y que no contenía sana doctrina. No me importa mucho ser juzgado por el juicio de los hombres, pues mi Señor puso Su sello en ese mensaje; no he predicado nunca un sermón por el cual se hayan ganado tantas almas para Dios, como ese, como pueden atestiguarlo los testimonios recibidos en nuestra iglesia; y en todo el mundo donde el sermón ha sido diseminado, los pecadores han sido salvados por su instrumentalidad, y, por tanto, si es algo vil exhortar a los pecadores, me propongo ser todavía más vil. Yo soy un firme creyente en las doctrinas de la gracia, como el que más, y un verdadero calvinista según el orden del propio Juan Calvino; pero si se considera algo malo pedirle a los pecadores que se aferren a la vida eterna, yo seré más vil en ese respecto, al imitar a mi Señor y a Sus apóstoles, quienes, aunque enseñaron que la salvación es por gracia, y solamente por gracia, no temían hablarle a los hombres como seres racionales y agentes responsables, y les pedían que se esforzaran a "entrar por la puerta estrecha," y "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece." Aférrense a la grandiosa verdad del amor electivo y de la soberanía divina, pero no permitan que estas doctrinas los aprisionen en grilletes cuando, en el poder del Espíritu Santo, se conviertan en pescadores de hombres."
Tomado de Words of Counsel for Christian Workers, Pilgrim Publications, Pasadena, Texas (Palabras de Consejo para Obreros Cristianos, Cap. 2 : Los Ángeles Visitan Sodoma)
jueves, 2 de agosto de 2007
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