jueves, 20 de octubre de 2011

Oh, hombre inconverso, el tiempo de soltar tus cables se acerca; está incluso a la puerta. En breve has de izar tus velas hacia un país lejano. ¡Ah!, entonces el tuyo no es el viaje de un pasajero hacia un clima más dulce, hacia un hogar más feliz y con una perspectiva más brillante a la vista. Tu partida es el destierro de un convicto con una colonia penal destacándose en la distancia; el miedo es algo dominante y la esperanza está ausente, pues el término de tu destierro es interminable. Me temo que hay algunos que han de partir pronto llenos de tenebrosidad, con una temerosa espera del juicio y de la indignación de fuego. Me parece ver al ángel de la muerte aleteando sobre mi audiencia. Podría, tal vez, seleccionar como su víctima a un alma inconversa. Si así fuera, detrás de ese ángel de la muerte está presente algo mucho más sombrío. El infierno sigue a la muerte para las almas que no aman a Cristo. ¡Oh, apresúrense, apresúrense, apresúrense! Busquen a Cristo. Aférrense a la vida eterna; y que la misericordia infinita los salve, por Jesucristo nuestro Señor. Amén y Amén.
C. H. Spurgeon - Una Última Advertencia

No hay comentarios: