lunes, 21 de septiembre de 2009

Entrevista con George Müeller

Seguimos comentando una entrevista que el pastor Charles R. Parsons sostuvo con el siervo de Dios, George Müeller, un cristiano de muchísima fe.

Nos informa el pastor Parsons: "Le pregunté si pasaba mucho tiempo de rodillas".
-Varias horas todos los días. Pero vivo en espíritu de oración; oro al caminar, oro al acostarme y cuando me levanto. Y las respuestas siguen siempre llegando. Mis oraciones han sido contestadas decenas de miles de veces. En cuanto estoy persuadido de que algo es correcto, sigo orando hasta que llega la respuesta. ¡Nunca me doy por vencido!
"Estas palabras fueron dichas en un tono jubiloso. Había en ellas una nota de triunfo, y su rostro brillaba con un gozo santo. Se había levantado de su asiento al decirlas, y caminó hacia un costado de la mesa."
-En respuesta a mis oraciones, miles de almas han sido salvadas -continuó-. Me encontraré con miles de ellas en el cielo.
"Hubo otra pausa. Yo guardé silencio, y el señor Müeller continuó:
-Lo más importante y principal es no darse por vencido hasta que llegue la respuesta. Hace cincuenta y dos años que oro por la salvación de dos hombres, hijos de un amigo de mi juventud. Todavía no se han convertido, ¡pero lo harán! ¿Cómo podría ser de otra manera? Está la promesa inmutable de Jehová, y en eso confío. La falla grande de los hijos de Dios es que no perseveran en la oración; no siguen orando; no perseveran. Si anhelan algo para la gloria de Dios, deben orar hasta que lo consigan.
"Le conté algunas de las cosas que a mí me desalentaban, y le expresé la esperanza de ser utilizado por Dios más que nunca.
-Y será utilizado por Dios, hermano mío, -exclamó. ¡Dios mismo lo bendecirá! ¡Siga trabajando!
"Luego oró por mí. Su oración fue breve y sencilla. Poniéndose de rodillas, dijo:
-¡Oh Señor, mira ahora a este tu querido siervo y bendícelo más y más, más y más, más y más!
¡Y guía con Tu gracia su pluma en lo que escribirá en cuanto a esta Tu obra y nuestra conversación de hoy! Te lo pido por los méritos de tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡Amén!

Este es otro grandioso ejemplo, proveniente de un notable siervo de Dios, de una oración breve.

1 comentario:

Arturo dijo...

Tanto contesto el Señor la oración que hoy lo puedo leer en tu blog...