La vida no sale de quienes predican la palabra, sino que es colocada por el Espíritu Santo dentro de la palabra predicada por ustedes. La vida no está en la mano del predicador, sino en el hombre mismo que es conducido a asirse de la verdad por el Espíritu de Dios. La salvación no proviene de la autoridad personal del predicador, sino que viene a través de la convicción personal, de la fe personal y del amor personal del oyente.
"Explícame el nuevo nacimiento," pide alguien. Mi respuesta es: "experimenta el nuevo nacimiento, y así sabrás lo que es." Hay secretos en los que no podemos adentrarnos, pues su luz es demasiado intensa para que los ojos de los mortales la puedan tolerar. Oh, hombre, tú no puedes volverte omnisciente, pues eres una criatura y no el Creador.
C. H. Spurgeon, sermón no. 1603
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