martes, 1 de septiembre de 2009

Un golpe asestado a la justicia propia

Entiéndanme, lo que digo lleva toda mi intención. No quiero que piensen que hablo incautamente ahora. Cristo dijo de los fariseos de tiempos antiguos precisamente lo mismo que acabo de decir de ustedes. Los fariseos eran buenos y excelentes a su manera, pero, dijo el Señor: los publicanos y las rameras entran en el reino de Dios delante de ustedes, porque ustedes quieren irse por el camino equivocado, mientras que los pobres publicanos y las rameras fueron conducidos a seguir el camino correcto. Los fariseos que iban por todas partes para hacer una justicia propia, no se sometieron a la justicia de Cristo; el publicano y la ramera, sabiendo que no poseían nada de lo cual vanagloriarse, venían a Cristo y le tomaban como era, y entregaron sus almas para ser salvadas por Su gracia. ¡Oh, que podamos hacer lo mismo!, pues hasta que desechemos la justicia propia, estamos en un estado de condenación, y de agonía, y la sentencia debe ser ejecutada en nosotros por los siglos de los siglos.
Sermón no.350 - de Charles Haddon Spurgeon

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