miércoles, 30 de mayo de 2012

Si el hombre deshonesto prospera en el mundo, ¿es eso acaso una bendición para él? No, ciertamente no; pues únicamente se volvería más deshonesto. Si un hombre practica el libertinaje y escapara a sus consecuencias en esta vida, ¿es eso acaso una bendición para él? No; pues se convierte en un mayor libertino; y si Dios no castigara a los hombres por su pecado, sino que les permitiera ser felices en el pecado, sería una mayor maldición para ellos que si Él viniera y les dijera: "Por cada transgresión de mi justa ley, habrá un debido castigo; y para todo mal moral sobrevendrán también males físicos en aquellos que los cometan."
Yo doy gracias a Dios porque no permita que el pecado produzca felicidad; bendigo a Dios porque pone el castigo a espaldas del mal, pues así debería ser. La maldición del pecado está en el propio mal más que en su castigo; y si se convirtiera en algo feliz que un hombre fuera pecador, entonces los hombres pecarían, y pecarían repetidamente, y pecarían más gravemente aún; y esto Dios no lo tolerará.
C. H. Spurgeon - Sermón no. 2705.

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