miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Qué tienes que no hayas recibido?

“¿Qué tienes que no hayas recibido?” Durante mucho tiempo ha habido una gran discusión doctrinal entre los calvinistas y los arminianos sobre muchos puntos importantes. Yo estoy personalmente persuadido de que únicamente el calvinista está en lo correcto en algunos puntos, y que únicamente el arminiano está en lo correcto en otros puntos. Hay mucho de verdad en el lado positivo de ambos sistemas, y mucho de error en el lado negativo de ambos. Si se me preguntara: “¿por qué es condenado un hombre?”, yo respondería como respondería un arminiano: “él se destruye a sí mismo”. Yo no me atrevería a colocar la ruina del hombre a la puerta de la soberanía divina. Por otro lado, si se me preguntara: “¿por qué es salvado un hombre?”, sólo podría dar la respuesta calvinista: “él es salvado por medio de la gracia soberana de Dios, y no por sí mismo en lo absoluto”. Yo no soñaría en atribuir la salvación al hombre mismo en ninguna medida. De hecho no he encontrado que a ningún cristiano le interese contender con un ministerio que contenga estas dos verdades en proporciones justas. Los encuentro dando coces contra las inferencias que se supone que se derivan de uno o de otro de esos sistemas, y algunas veces los veo dando voces innecesariamente para “reconciliarlos”; pero las dos verdades juntas, como regla, se recomiendan a la conciencia y me siento seguro de que si pudiera presentarlas a ambas esta mañana con igual claridad me ganaría el asentimiento de la mayoría de los cristianos. En este momento, sin embargo, tengo que limitarme a la declaración de que toda la que gracia que tenemos es un don de Dios para nosotros, y confío en que nadie suponga, por tanto, que niego el otro lado de la pregunta. Yo creo con toda certeza que no hay nada bueno en nosotros, excepto lo que hemos recibido. Por ejemplo, nosotros estábamos muertos en delitos y pecados, y fuimos revividos a la vida espiritual: hermanos míos, ¿brotó esa vida de las costillas de la muerte? ¿Engendró el gusano de nuestra corrupción la simiente viva de la regeneración? Sería absurdo pensarlo. Alabado sea Dios por Su gran amor con que nos amó -aun cuando estábamos muertos en el pecado- que lo condujo a vivificarnos por Su gracia. Nuestros múltiples pecados han sido perdonados; totalmente perdonados; hemos sido limpiados por medio de la sangre preciosa de Cristo. ¿Lo merecíamos? ¿Dice alguien que profese ser cristiano, por un solo instante, que merecía el rescate pagado por Cristo y que merecía el perdón de su pecado? Siquiera imaginar eso sería una blasfemia monstruosa. Oh, no; “Por gracias sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Dios nos perdonó gratuitamente; no podría haber existido ninguna cualidad en el pecado que hubiera podido originar el amor perdonador. Tuvo misericordia de nosotros porque quiso tener misericordia de nosotros, no porque pudiéramos exigir nada de Su mano.
C. H. Spurgeon - sermón #1271

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido hermano Allan... le saludo y le propongo que su buena voluntad traduzca el sermón 2635 - Depths and Heights. Esta basado en la introducción del libro de Hebreos. Allí se habla sobre la Persona de nuestro Señor Jesucristo. Creo que ha de ser muy apropiado conocer un poco más de el por medio de ese sermón.
Saludos y un abrazo grande.

Martín

eloy dijo...

Gracias sean dadas a Dios, por personas como nuesrto amado hermano Allan Roman, por traducir parrafos de de Spurgeon y de esta manera exponer las verdades gloriosas del Evangelio.
Creemos firmemente que la salvacion es por Gracia, y solo por ella que alcanzamos el cielo.
De esta manera resumimos junto con el apostol pablo que el el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.

Segimos orando por usted hermano Allan Roman

Saludos
Eloy

Allan Román dijo...

Mañana, si Dios quiere, saldrá publicado el sermón que me solicitó.
Es un excelente sermón. Muchas gracias por propornerlo.
¿Es usted pastor?

Le envío un cordial abrazo.
Allan Román