Pero en estos días me encuentro con personas que son “poderosas en las Escrituras”, sí, y muy acuciosas en asuntos de doctrina, quienes
“Podrían dividir un pelo
Entre su lado oeste y su lado este”,
respecto a puntos de teología; pero en cuanto a la caridad para con los pobres, en cuanto a visitar a los necesitados, a cuidar las almas de los hombres, en cuanto a vivir santamente y a prevalecer con Dios en la oración, no se encuentran en ninguna parte. Yo les ruego que aborrezcan una religión que sólo está en el libro. Deben tenerla en el corazón. Deben tenerla en la vida, pues de lo contrario este Niño que nació en Belén sólo los afectará en la medida en que lean los Libros de la Escritura, y allí termina el asunto en lo que a ustedes respecta. Sí, sí, sí, conozcan la Biblia, eso es bueno, pero practiquen lo que les dice su Biblia, pues eso es mejor. Sí, sí, sí, entiendan las doctrinas de la gracia, entiéndanlas claramente; pero ámenlas, vívanlas, pues eso es mucho mejor. Sí, sí, sí, sean teólogos sólidos, pero hemos de ver en ustedes una santa humanidad también. ¡Que Dios nos conceda que así sea! De otra manera, les digo que su conocimiento libresco los dejará siendo todavía enemigos de Cristo.
C. H. Spurgeon - sermón #2325
lunes, 28 de noviembre de 2011
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