Algunos de nosotros nos entregamos a Cristo hace cuarenta años. Oh, cuán agradecido estoy de poder decir: “¡Hace cuarenta años!” Algunos de ustedes vinieron hace treinta años; algunos hace veinte años; algunos hace diez años. Algunos de ustedes se entregaron a Cristo bastante recientemente, cuando mis queridos hermanos Fullerton y Smith estuvieron en el Tabernáculo. Bien, ¿desean regresar corriendo? Si algunos de ustedes quisieran hacerlo, yo conozco a uno que no quiere, que antes bien dice: “Señor, yo vengo de nuevo, como si nunca antes hubiere venido, y el deseo de mi corazón es ser plenamente Tuyo, más enteramente Tuyo de lo que lo he sido jamás. Toma mi corazón, y mis manos, y mis pies, y mis ojos, y mis oídos y mi lengua; toma mi vida, y mi voluntad, y todos los poderes de mi cuerpo, mente y alma; toma todo lo que soy, y todo lo que tengo, y todo lo que tendré jamás; tómalo todo, pues es todo Tuyo”.
C. H. Spurgeon, sermón #2234 - Volumen 37
domingo, 4 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario