miércoles, 23 de diciembre de 2009

Trasfondo del último año completo

Trasfondo del último año completo de la vida del pastor Spurgeon

Spurgeon estaba de regreso en el púlpito del Tabernáculo el día 8 de Febrero. El señor Stott, quien es mencionado en las últimas tres cartas, había sido nombrado como ministro asistente en el año de 1891. Spurgeon le había escrito diciendo: “Sería un gran alivio para mí si supiera que alguien estaría disponible al instante para subir al púlpito si yo faltara inesperadamente”.

La Conferencia del Colegio tuvo lugar del 20 al 24 de Abril, durante la cual Spurgeon hizo el bien conocido llamado a la antigua fe: “La Mayor Lucha del Mundo”. El pastor escribió: ‘La semana de la conferencia fue de un deleite agotador… por supuesto que hubo una reacción para quien estaba al centro de todo esto; y por primera vez en un ministerio de cuarenta años, subimos al púlpito la noche del domingo (17 de Mayo), y nos vimos obligados a apresurarnos a bajar de él; pues una condición nerviosa, depresiva, se apoderó de nosotros. Felizmente el señor Stott pudo retomar la historia en el lugar y al instante mismo y entonces… cuán grandiosa es la previsión del Señor al enviar a tal ayudante’.

La semana previa a ésta fue muy agotadora, con muchos compromisos adicionales de predicación con motivo de reuniones especiales tanto en el Tabernáculo como en otros lugares, en adición a los sermones regulares, a la publicación de escritos y reuniones. Después de esto se enfermó con lo que se pensaba que era influenza.

A lo largo de todo ese año, Spurgeon continuó la lucha contra el declive de la fe. Combatiendo a quienes afirmaban que había sobrerreaccionado, escribió en La espada y la cuchara de Junio de 1891:

“La idea de que la teología errada está abandonando las denominaciones es una ficción… Los ministros han citado, con una muy ligera censura, algunos libros que están arruinando a las almas de los hombres, y la culpa yace a su puerta. 'Que no haya crecimiento en las iglesias es, tal vez, uno de los más ínfimos de muchos males'; pero si los corazones de los cristianos estuvieran en un estado de rectitud, eso sería visto como una calamidad y se pedirían días de humillación y de oración. En vez de esto, el progreso hacia la infidelidad prosigue rápidamente, y tanto los ministros como los laicos están contentos que así sea’.

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