sábado, 10 de octubre de 2009

Diario de Spurgeon

12 de Abril – 1850

Las cosas terrenales han absorbido demasiado mis pensamientos hoy. No he sido capaz de fijar mi atención enteramente en mi Salvador. Sin embargo, a pesar de todo ello, el Señor no me ha ocultado Su rostro. Aunque tentado, no he sido abatido; aunque probado, no he sido vencido; en verdad, todo eso es por la soberana misericordia de Dios. Yo deseo de nuevo, en este día, solicitar que la sangre de Jesús que expía el pecado, limpie mis pecados. ¡Oh Dios, mantenme abajo y entonces no temeré caer! ¡Oh, visita a Sion y preserva a Tu Iglesia; haz que resplandezca en gloria! Las lluvias de Abril han estado cayendo hoy; el Señor no olvida Sus promesas. Jesús tomó mi corazón: “Antes que lo supiera, mi alma me puso entre los carros de Aminadab”. “Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía”; quiero estar siempre contigo, ¡oh Amado mío, sin mancha y el más hermoso! ¡Reúnete conmigo cada día, pues Tu abrazo es el cielo; santifícame, prepárame, ayúdame a producir fruto y a ser Tuyo para siempre!

1 comentario:

vladimir castellanos dijo...

le doy gracias a Dios y a usted por todo su trabajo en la obra del Senor Jesus.