Tirsata necesita ser presentado pues usualmente es conocido por otro nombre. Sólo es mencionado en dos libros del Antiguo Testamento, y sólo en cinco ocasiones (cuatro referencias en el Libro de Nehemías, y una en el Libro de Esdras).
“Tirsata” es una antigua palabra persa que significa “su excelencia” o “Gobernador”. Para la señora Susana Spurgeon, sin embargo, era una deleitable expresión de cariño, que usaba frecuentemente, cuando se dirigía a su esposo, Charles Haddon Spurgeon. Para ella, Charles fue siempre “Tirsata”, desde el día de su boda en la Capilla New Park Street, hasta la dolorosa partida del pastor, treinta y seis años más tarde.
¿Cuál fue el origen de este cariñoso nombre? ¿Fue el producto de la propia fantasía vivaz de Spurgeon? ¿Fue esta la razón por la que sus diáconos y ancianos y estudiantes se referían a él como el “Gobernador”? Era un término que indicaba amor y no autoridad.
Nehemías, el Tirsata bíblico, era el ‘gobernador’ que Dios levantó para proteger a Su pueblo de los caldeos. Su misión era reconstruir los muros de Jerusalén. Spurgeon, el “Tirsata” del siglo 19, fue levantado en un tiempo en el que los muros de la Jerusalén terrenal necesitaban fortalecimiento y reconstrucción. Al igual que Nehemías antes que él, se apoyaba en “la espada y la cuchara” para poder combatir y construir.
Fue a través de sus sermones, predicados e impresos, que reconstruyó y defendió a “Jerusalén”. La elección, la predestinación, la depravación total, la perseverancia de los santos, la expiación sustitutiva, la justificación por fe, la seguridad eterna, la soberanía divina, la santificación, la segunda venida de Cristo: estas eran las doctrinas de la gracia que Spurgeon predicaba para la edificación del pueblo de Dios.
Él se tuvo que enfrentar con problemas internos (apatía e indiferencia), y con los peligros externos (falsas doctrinas que provocaron la famosa Controversia del Declive a partir de 1887). Sabiendo que la “herejía en el Seminario significaba falsa doctrina en la iglesia”, Spurgeon sugirió una sencilla base de doctrinas bíblicas como remedio. Esta sugerencia no fue adoptada por la Unión Bautista y por ello, ‘Tirsata’ se retiró de la Unión después de que aprobaron un voto de censura en su contra.
Como Nehemías, dirigió su atención a tomar medidas para el bien público. Los servicios sociales fueron gigantescos. No sólo fundó sus propias instituciones filantrópicas (el orfanato para niños y niñas, 20 estaciones misioneras, los asilos, etc.), sino que apoyaba la labor de hombres como Müller y Barnado en su labor con los niños, y a Groom en su obra para niñas discapacitadas. Sus clases para analfabetos en los salones ubicados en los sótanos del Tabernáculo Metropolitano fueron las pioneras de las escuelas nocturnas, de los politécnicos, y de los institutos técnicos de Londres.
Ambos Tirsatas eran hombres de oración. Nehemías extendía todos sus cuidados, aflicciones y lágrimas delante de Dios. Para Spurgeon la oración era tan natural como respirar. En un bosque de Surrey, en un vagón del tren, en cualquier lugar, Tirsata podía arrodillarse y derramar su alma delante del Trono de la Gracia.
Como el Tirsata del Antiguo Testamento, Spurgeon era generoso. Recibió dos ofrendas sustanciales de dinero, que le fueron presentadas por su congregación del Tabernáculo, pero en ambas ocasiones donó ese dinero a otras personas. Spurgeon siempre llevaba billetes de cinco libras esterlinas en sus bolsillos, listos para ser distribuidos a ministros pobres y a sus viudas. El príncipe de los predicadores era un filántropo principesco.
jueves, 17 de julio de 2008
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