viernes, 11 de abril de 2008

El Hombre que predicaba en el Tabernáculo

Spurgeon había dicho en uno de sus sermones:

“En breve, habrá una reunión de personas en las calles. Me parece oír que alguien pregunta:

-¿Qué está esperando toda esta gente?

-¿Acaso no lo sabes? Él ha de ser enterrado hoy.

-Y ¿de quién se trata?

-Se trata de Spurgeon.

-¡Cómo! ¿El hombre que predicaba en el Tabernáculo?

-Sí, ese mismo. Ha de ser enterrado hoy.

Eso sucederá muy pronto. Y cuando vean mi ataúd siendo transportado a la tumba silenciosa, me gustaría que cada uno de ustedes, convertidos o no, se vea obligado a decir: “él nos exhortaba con sinceridad, en lenguaje claro y sencillo, y nos pedía que no pospusiéramos las cosas eternas; nos suplicaba que miráramos a Cristo. Ahora ha partido, y nuestra sangre no está a su puerta si perecemos."

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