La súbita
muerte de una persona a mitad de su carrera nos desconcierta, y hacemos la
inevitable pregunta: ¿por qué? Dios no nos da una respuesta directa, pero hace
saber que Él determina la extensión de nuestro tiempo en la tierra. Cuando
nuestra tarea ha sido concluida a los ojos de Dios, nos llama al hogar. Pero
mientras estamos en la tierra, Él quiere que mantengamos nuestros ojos fijos en
Jesús, el Capitán y Perfeccionador de nuestra fe.
viernes, 17 de enero de 2014
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