c) Los cristianos tienen que combatir contra el demonio.
No debemos dudar de la realidad del demonio. Él vive; él nunca duerme; él es el
enemigo invisible del cristiano. “Satanás
os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22: 31). Este enemigo
tiene que ser resistido cada día si deseamos ser salvados. Tienes que estar
alerta y ejercer el autocontrol. “Vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar; al cual resistid firmes en la fe…” (1 Pedro 5: 8).
Esta lucha es absolutamente necesaria: no hay tal cosa
como la neutralidad en este asunto. No tenemos ninguna opción. Estar en paz con
el mundo, la carne y el demonio es estar en oposición contra Dios. ¡Tenemos que
pelear o estaremos perdidos!
J. C. Ryle - Aspectos de la santidad
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