Talvez
ustedes piensen que la fe es algo muy fácil, pero si son conducidos alguna vez
a sentir la carga del pecado, descubrirían que no es una labor tan fácil. Si
son conducidos alguna vez al cieno profundo, donde no hay ningún apoyadero, no es
tan fácil que pongan sus pies sobre una roca, cuando la roca no pareciera estar
allí. Yo encuentro que la fe es la cosa más fácil del mundo cuando no hay necesidad de
creer en nada; pero cuando tengo la oportunidad de ejercitar mi fe, entonces
descubro que no tengo tanta fuerza para aplicarla. Hablando con un campesino un
día, él usaba esta figura: “En medio del invierno pienso algunas veces que podría
desyerbar muy bien el campo; y al inicio de la primavera pienso: ¡oh!, cómo
quisiera cosechar; me siento listo para hacerlo; pero cuando llega el tiempo de
desyerbar, y cuando llega el tiempo de cosechar, descubro que me faltan las
fuerzas”. Entonces, cuando no tienen aflicciones, ¿acaso no podrían suprimirlas
de inmediato? Cuando no tienen que realizar ninguna tarea, ¿acaso no podrían
hacerla fácilmente? Pero cuando el trabajo y los problemas se presentan, entonces
descubren cuán difícil es enfrentarlos. Muchos cristianos son como el ciervo,
que hablaba consigo mismo y se decía: “¿Por qué habría yo de huir de los
perros? Poseo un par de notables cuernos y tengo también excelentes y veloces
patas; yo podría causarles algún daño a esos galgos. ¿Por qué mejor no me
detengo para mostrarles lo que puedo hacer con mi cornamenta? Puedo mantener alejados
a los perros que sean”. Pero tan pronto ladraron los perros el ciervo salió
huyendo. Lo mismo sucede con nosotros. “Tan pronto como aceche el pecado”
–decimos nosotros- “lo vamos a destrozar y lo vamos a destruir; tan pronto sobrevenga
algún problema, lo superaremos”; pero cuando llegan el pecado y la aflicción,
entonces descubrimos nuestra debilidad. Entonces tenemos que clamar pidiendo
ayuda del Espíritu; y por medio de Él podemos hacer todas las cosas y sin Él no
podemos hacer absolutamente nada.
C. H. Spurgeon - La Necesidad de la Obra del Espíritu
2 comentarios:
Hno. Allan, muchisimas gracias por traducir el sermón "Jacob y Esau". Y si no es mucho pedir hay dos sermones más que pienso que serían de gran bendicion y son el #477: "Never, Never, Never, Never, Never" y el #152 "Things that accompany Salvation". Escuche estos sermones en sermon audio y fueron de gran bendicion y edificacion. Me avisa cuando reciba los libros. Dios le continue bendiciendo. Angel L. Reyes, Jr.
Con mucho gusto voy a traucirlos en breve. Recibí los libros. Me gustaron mucho. Se trata de una edición seria. Felicidades.
Le envío un cordial saludo.
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