jueves, 11 de agosto de 2011

Aspectos de la Santidad

4. Lo relativo a la maldad del pecado

Yo no creo que nosotros, con nuestra inadecuada concepción del pecado, podamos captar jamás su extrema fealdad ante los puros ojos de Dios. Un ciego no puede notar la diferencia entre una obra de arte famosa y una ruda señal en una aldea; un sordo no puede notar la diferencia entre un simple silbato y un gran órgano.

Tenemos que fijar en nuestras mentes lo que dice el profeta acerca de Dios: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” (Habacuc 1: 13), y que, por tanto, “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18: 4). Incluso de los labios de Jesús tenemos las palabras: “E irán éstos al castigo eterno” (Mateo 25: 46). ¡Estas son palabras terribles cuando consideramos que están escritas en el libro de un Dios misericordioso!

J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad


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