El nombre de ‘santo’, si no está justificado por la santidad, es una ofensa para los hombres honestos, y mucho más para un Dios santo. Una sonora y atrevida confesión de cristianismo sin una vida cristiana que la respalde, es una mentira aborrecible a Dios y al hombre, una ofensa contra la verdad, una deshonra para la religión, y es precursora de una maldición marchitante.
C. H. Spurgeon - Sermón #2107 - La Higuera Seca
jueves, 28 de julio de 2011
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