19 de Mayo – 1850
Fui a la escuela dominical. El señor S. predicó esta mañana sobre 2 Corintios 3: 6-8. ¡Cuán glorioso es el ministerio de vida, cuán hermosas las tablas de piedra cuando están encerradas en el arca bendita del pacto! Por la tarde, Ezequiel 36: 27. Por la noche, “¿Qué es la verdad?” En cuanto a interés, los sermones de hoy han sido un fracaso. Les hablé a los niños sobre la oración. Fuimos a visitar, con el señor M. a seis nuevos niños. Por la noche estuve en casa del señor B. Me involucré en la oración en su altar familiar. Hoy ha sido un día soleado para mí. El Señor me ha visitado desde lo alto. ¡Gózate, oh alma mía, alégrate, y renueva tu fuerza; corre, corre, en el nombre del Señor! Él está conmigo, Él ha estado conmigo. ¡Ha convertido la debilidad en fuerza! ¡Poderoso para salvar, Tú recibirás todos mis más nobles cantos! ¡Que Tu gracia me constriña a amarte, y a vivir para Ti! ¡Yo estoy sepultado con mi Señor y Salvador; que sea yo crucificado al mundo, y que muera diariamente! ¡Cuán cierto es que Tu yugo es fácil, y Tu carga ligera! Puedo hacerlo todo por medio de Cristo Jesús.
martes, 5 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario