domingo, 17 de julio de 2011

Aspectos de la santidad

2. El origen y la fuente del pecado

Nuestra pecaminosidad no comienza desde afuera de nosotros, sino desde adentro. No es el resultado de un mal aprendizaje en los primeros años; no es algo copiado de malos compañeros y de malos ejemplos. ¡No! Es una enfermedad familiar con la que nacemos, heredada de nuestros primeros padres: Adán y Eva. “El pecado entró en el mundo por un hombre… (Romanos 5: 12). El bebé más hermoso nacido en este año no es “un pequeñito inocente”, sino un pecador pequeño. Sólo observen cómo se desarrolla y pronto verán en él los gérmenes del engaño, del mal carácter, del egoísmo, del capricho, de la obstinación, de la avaricia, de los celos y de la pasión, que si son tolerados y se quedan sin corrección, crecerán tan rápido como la maleza en el jardín. ¿Quién le enseñó al niño esas cosas? ¡Sólo la Biblia puede responder esa pregunta! “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7: 21-23).

J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad

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