miércoles, 6 de octubre de 2010

Cartas desde el sufrimiento - No.55

Menton
12 de Noviembre de 1891

Amados amigos:

No puedo reportarles un sorprendente progreso, pero siento que debo de estar mejor, sin importar lo que los signos pudieran decir. Con todo, los sentimientos son evidencias dudosas; y una cosa es forzada diariamente en mi mente, es decir, que soy débil como el agua, y que reconstruirse es más lento que derrumbarse.

Mientras tanto, la paciencia ha de tener su obra completa, y yo puedo sentirme apaciguado con jubilosa sumisión al recibir esos felices relatos acerca de las labores de mi querido amigo, el doctor Pierson. Si nada sufre mengua por mi ausencia, la tribulación de estar lejos no me resulta agobiante. Si el Señor bendice a mi sustituto más de lo que me ha bendecido a mí, me alegraré por haber sido dejado de lado por un tiempo. Ahora, en este asunto, mucho depende de cada miembro personalmente. El Señor los bendecirá a través de ustedes mismos. El espíritu misionero arde en el corazón del doctor Pierson; el señor Stott pareciera estar siempre en llamas; otras personas entre sus líderes son celosos por las almas; ¡que todo el grupo se inflame con fuego celestial! Entonces veremos a la congregación y a la vecindad circundante ardiendo con el interés del Evangelio, y finalmente derretida en arrepentimiento por el calor de la gracia divina.

Estoy muy tranquilo acerca del testimonio de mi púlpito, pues nuestro amigo el doctor Pierson no se arredra si tiene que defender la verdad o enfrentar a la falsa doctrina. De todo lo que escucho, juzgo que el error prolifera como siempre, y es muy tolerado por la comunión de hombres buenos con quienes lo promueven. Si yo no hubiera presentado mi protesta antes, me vería constreñido a presentarla ahora. ‘Los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor’. En cuanto a nosotros, amados, hemos de permanecer en lo que el Espíritu Santo nos ha enseñado, ¡y que lo que ha escrito en el Libro sea escrito también por Su propia mano en todos nuestros corazones! ¡Que el propio Señor los bendiga!

Suyo de todo corazón

C. H. Spurgeon

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hace una semana que estoy escuchando los sermones de Spurgeon, gracias por traducirlos, eh comenzado a entender que no sabia nada, teniendo 27 años ahora recien comprendo y siento temor A DIOS, gracias....Romanos 8.22-23, sabe que? tengo muchas dudas, y preguntas....tantas...

no se deje llevar por mi mail, lo tengo desde hace 12 años...
marapunky@hotmail.com

Anónimo dijo...

Me gustaron estas líneas, pero también me gustaría mucho conocer más el contexto en que fue escrita para así poder entenderla mejor.
Saludos desde Iquique, Chile.
Tirza.