martes, 9 de marzo de 2010

Cartas desde el sufrimiento - No.48

Westwood Beulah Hill, Upper Norwood
27 de Septiembre de 1891.

Queridos amigos:

Cada vez que veo a un líder de la iglesia soy reanimado por las nuevas de su buena condición como iglesia y como pueblo. En ésto hay gozo para mí. Que el Señor nos guarde sempiternamente unidos en el amor, fervientes en la oración y diligentes en el servicio.

En cuanto a mí, esta semana no he experimentado ningún progreso; más bien he retrocedido en vez de avanzar. Cuando un hombre no puede comer, ¿cómo podría reunir fuerzas? Debía abandonar el hogar para estar junto al mar si hubiera sido capaz del esfuerzo; pero estoy sin energía, y he de quedarme donde estoy. ¡Oh, que pudiera estar entre ustedes! Pero he de ser paciente y esperar la voluntad de nuestro Padre. Sus oraciones incluían peticiones de salud y fortaleza para mí, y he de tenerlas, pues la simple vida es escasamente una bendición sin ellas. ¿Puedo pedirles que continúen con sus peticiones? Estoy seguro de que lo harán.

Si la poda drástica hace que los pámpanos que dan fruto produzcan más fruto, no es algo que se deba lamentar cuando el grandioso Viñador vuelve su cuchillo contra nosotros. Si al final puedo ser más útil para ustedes, y para los que entran y salen entre nosotros, me regocijaré en las aflicciones que he soportado. Que cada uno de ustedes, al ser probado con la enfermedad supere su tiempo de aprendizaje para que sean capaces más pronto de aprender y conocer toda la mente del Señor.

Que Dios los bendiga en este día por medio de mi querido hermano A. G. Brown. Que ese hermano esté feliz en medio de ustedes y que Dios sea glorificado. Pocos son los hombres de mente semejante a del señor Brown, un hermano probado y comprobado. La paz sea con ustedes y con sus familias.

Suyo muy amorosamente

C. H. Spurgeon

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