Yo bendigo a Dios porque nos ha trasladado “al reino de su amado Hijo”. “Tú eres el rey de gloria, oh Cristo”. Cuando digo: “Venga tu reino”, no quiero decir que comience a establecerse en la tierra, sino que continúe estableciéndose en nuevos lugares, que se extienda y que crezca, pues Jesús, en este preciso momento, tiene un reino sobre la faz de la tierra y quienes conocen la verdad, pertenecen a él, y le reconocen a Él como el testigo real por quien el reino de la verdad ha sido fundado y sostenido.
C. H. Spurgeon, sermón no. 1644, La primera comparecencia de nuestro Señor ante Pilato
jueves, 5 de marzo de 2009
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