Yo podría
mencionar algunas otras santas evidencias que son las compañeras inseparables del
nuevo nacimiento, pero estas tres bastarán para todos los propósitos prácticos.
Pueden examinarse ustedes mismos, amados, por medio de ellas. ¿Te has
arrepentido? ¿Tiene fe en Dios? ¿Te regocija acercarte a Dios en oración? Si
estas cosas están en ti, son señales de la nueva vida pues nunca se encuentran
en los que están muertos espiritualmente. ¿Gimes por el pecado? Un cadáver no
gime: una piadosa lamentación por la transgresión es una de las evidencias más
seguras de la vida espiritual interna. La confianza en Jesús es una señal
igualmente clara de una vida espiritual pues el muerto no sabe qué es confiar;
y la oración genuina es igualmente una señal cierta de una vida recibida de lo
alto. Una punzada de dolor penitencial, un pensamiento de santa confianza y un
anhelo de oración interior son mayores cosas que todo lo que pudieran lograr los
no regenerados en la tierra, aunque fueran doctores en teología o cardenales de
la iglesia.
C. H. Spurgen - La Necesidad de Todo Ser Humano
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