¿Qué han
hecho algunos de ustedes este año? Me temo, hermanos cristianos, que algunos de
ustedes han hecho muy poco. Bendito sea Dios porque hay muchos corazones
fervientes en medio de ustedes; no todos ustedes están dormidos; hay algunos que
se esfuerzan con ambas manos por hacer la obra de su Señor, pero incluso
ustedes mismos no son tan entregados como deberían serlo. El predicador se
incluye en esa lista confesando con tristeza que no predica como desearía
predicar. Oh, si tuviera las lágrimas y los clamores de Baxter, o el ferviente
celo seráfico de Whitefield, mi alma estaría muy contenta, pero, ¡ay!, nosotros
predicamos fríamente sobre temas ardientes, y descuidadamente sobre asuntos que
deberían hacer que nuestros corazones fueran como llamas de fuego. Pero yo
pregunto, hermanos, ¿acaso no hay hombres y mujeres aquí, miembros de esta iglesia,
que no están haciendo nada por Cristo? Ningún alma ha sido salvada por ustedes
este año y Cristo no ha sido honrado por ustedes. Ninguna joya ha sido colocada
en Su corona. ¿Para qué han vivido, si inutilizan la tierra? ¿Para qué están en
la iglesia, ustedes, que son árboles estériles? Oh, ustedes que hacen tan poco
por Él, que Dios haga que se humillen delante de Él, y que comiencen el próximo
año con esta determinación: que conociendo los terrores del Señor, persuadirán
a los hombres y trabajarán arduamente y se esforzarán por llevar a los
pecadores a la cruz de Cristo.
C. H. Spurgeon - El Fin del Pecador
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