Los gozos de esta vida con los que Dios nos bendice deberían hacernos crecer en gracia y gratitud, deberían ser un motivo suficiente para la forma más excelsa de consagración, pero, como una regla, sólo somos conducidos a Cristo mediante una tormenta, quiero decir la mayoría de nosotros. Hay benditas y favorables excepciones, pero la mayoría de nosotros necesita la vara, tiene que tenerla, y no pareciéramos aprender la obediencia, excepto a través de la disciplina, de la disciplina del Señor. Aquí dejo ese pensamiento.
C. H. Spurgeon - Insondable
miércoles, 22 de junio de 2011
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1 comentario:
Así es... completamente cierto.
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