miércoles, 15 de junio de 2011

AUNQUE HAY PERDÓN DE PECADO, NUNCA ES SIN DERRAMAMIENTO DE SANGRE.

Esa es una frase arrolladora pues hay algunos seres en este mundo que confían en su arrepentimiento para el perdón del pecado. Más allá de toda duda es tu deber arrepentirte de tu pecado. Si has desobedecido a Dios, debes lamentarlo. Dejar de pecar no es sino el deber de la criatura, pues de lo contrario, el pecado no sería la violación de la santa ley de Dios. Pero has de saber que todo el arrepentimiento del mundo no puede borrar el más pequeño pecado. Si sólo un pensamiento pecaminoso se atravesara por tu mente, y tú te afligieras por él todos los días de tu vida, la mancha de ese pecado no podría ser quitada ni siquiera por la angustia que te cuesta. El arrepentimiento es la obra del Espíritu de Dios, y es un don muy precioso y es un signo de gracia; pero no hay ningún poder expiatorio en el arrepentimiento. En un mar lleno de lágrimas penitenciales no hay ni el poder ni la capacidad para lavar una sola mancha de esta espantosa inmundicia. Sin el derramamiento de sangre no se hace remisión.

Una Ley Inalterable - sermón de C. H. Spurgeon

1 comentario:

Juan Carlos Valdez dijo...

Que maravilloso saber que no depende de mí el ser salvo, porque sino entonces sería una obra de hombres, pero la Salvación es de Jehová. Pero aún más me llena de gratitud el saber que El mismo es el que guarda a los que ha elegido, así que, ni aún el permanecer salvo depende de mí, si no fuera así, estaría perdido. Dios le bendiga hermano Allan y que le continúe guiando y fortaleciendo.