¡Escucha a los soñadores de hoy, cómo aclaman a la dignidad de la naturaleza humana! ¡Cuán sublime es el hombre! Pero señálame una sola sílaba en la que la Palabra de Dios se proponga el enaltecimiento del hombre. Por el contrario, lo abate hasta el propio polvo y revela su condenación. ¿Dónde está la jactancia? Está excluida; la puerta ha sido cerrada en su cara. La autoglorificación de la naturaleza humana es extraña para la Escritura, que tiene como su gran objetivo la gloria de Dios. Dios es todo en el Evangelio que yo predico, y yo creo que Él es todo en todo en el ministerio de ustedes también. Hay un evangelio en el que la obra y la gloria están divididas entre Dios y el hombre, y la salvación no es completamente por gracia, pero en nuestro Evangelio “la salvación es de Jehová”. El hombre no habría podido inventar, ni inventaría, ni idearía un evangelio que lo abatiera y que asegurara para el Señor Dios todo el honor y la alabanza. Ésto me parece que está claro más allá de toda duda y por esta razón nuestro Evangelio no es según hombre.
C. H. Spurgeon - Nuestro Manifiesto
miércoles, 11 de mayo de 2011
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