domingo, 24 de abril de 2011

Diario de Spurgeon

13 de Mayo – 1850


Un día de gran misericordia inmerecida. La felicidad no puede existir aquí sin algún hastío. ¡Cuán dulces son los gozos de la religión, de la comunión con Dios! Recibí carta de casa. Todo bien. Yo te doy gracias, Padre, por esas buenas noticias; ¡bendíceme también a mí, oh Padre mío! Quiero consagrarme a Ti; mi más excelso privilegio es ser capaz de entregarme a Ti. Tu servicio es el mayor placer, el más infatigable deleite; quiero, más que nunca, llevar Tu librea, ser conocido como Tu siervo, y convertirme en un de los miembros de Tu pueblo único.




No hay comentarios: