14 de Mayo – 1850
En la noche disfruté de un éxtasis de deleite. Parecía transportado, y capaz de volar más allá de los límites de este pobre átomo de tierra. Las realidades espirituales estaban presentes a la vista, mientras que la carne, como el siervo de Abraham, se quedó al pie del monte. ¡Cuánto debo; cuán poco bien merezco, sí, nada en absoluto!
“¡Que Tu gracia, Señor, como un grillete
Ate a mi corazón errabundo!”
¡Bendito sea Tu nombre por siempre! ¡Bendice, alma mía, a Jehová; síguelo de cerca, ámalo y sírvele!
miércoles, 27 de abril de 2011
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