domingo, 13 de marzo de 2011

La Primera 'Carta Doliente'

Roma, 7 de Diciembre de 1871

Para mi amada iglesia y para mis amigos en general

Amados en el Señor: habiendo sentido que era mi deber abandonar Inglaterra por un breve lapso para prevenir un regreso de mi dolencia previa, estoy obligado a reconocer con agradecimiento la buena mano del Señor en mi vida durante mi corto viaje al extranjero. Yo espero regresar en breve, y espero hacerlo tan fortalecido como para continuar trabajando por un considerable período de tiempo sin hacer otra pausa. Aprovecho esta oportunidad de agradecer a mi afectuosa iglesia y a mis amables amigos por sus innumerables actos de generosa simpatía al ayudar a nuestro Colegio del Pastor y al Orfanato, y especialmente por esas múltiples oraciones que fueron convertidas en mi consuelo y restauración durante mi última enfermedad, y que son el instrumento de sostenimiento en mi siempre creciente servicio para el Señor. Que el Señor les devuelva al mil por uno en sus pechos el bien que amigos fieles han implorado para mí, y que me haga más que nunca un instrumento de bendición para ellos por medio de mi ministerio.

Justo ahora les imploro una renovación de esas oraciones con un denuedo incrementado, pues necesitamos grandemente un avivamiento de la religión, y sería una evidencia segura de su pronta llegada si lo creyentes se unieran en oración por esa causa. La llama ya está encendida en el Tabernáculo, pero necesita ser avivada para que se convierta en una poderosa conflagración. Nuestro país necesita una visitación divina, y sólo se requiere argumentar su promesa para que se vea cumplida. Hermanos, como un solo hombre, clamen poderosamente al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de Gloria, suplicándole que ponga Su mano a la obra, y enaltezca a Su Hijo a los ojos del pueblo. Encontrándome donde está el trono de Satanás, en medio de diez mil ídolos, yo les suplico a aquellos que adoran a Dios en el Espíritu que luchen en oración pidiendo tiempos de refrigerio, para que todas las tierras sepan que Jesucristo es Señor. ¿Cuánto tiempo será blasfemado el nombre de Jesús por las idolatrías del Anticristo? Pudiera ser que los tiempos de tinieblas duren hasta que los hijos de la luz clamen amargamente, día y noche, por causa de angustia del alma. Entonces Dios vengará a Sus elegidos, y lo hará rápidamente.

Al caminar por la Vía Apia me he gozado porque Jesús, a quien Pablo predicó, vive, y con seguridad vencerá a Sus enemigos en el tiempo señalado. Ya ha desolado al Coliseo donde Sus fieles mártires derramaron su sangre; el poder pagano ha caído, y también lo hará el poder papal, y todo otro poder que se oponga a Su reino. Proclamemos una cruzada espiritual, y enarbolemos nuestros pendones con una redoblada oración. Es un hecho que la suplicación produce resultados maravillosos en el cielo y en la tierra; su poder está demostrado en nuestra propia experiencia personal, y a lo largo de toda la historia de la Iglesia. Hermanos, OREMOS.

Suyo, por nuestro Señor Jesucristo,

C. H. Spurgeon

1 comentario:

Francisco dijo...

Hermano Allan Dios le bendiga por este hermoso ministerio, creo que la vida del hermano spurgeón sigue siendo una gran inspiración y estas traducciones de sus mensajes son de gran edificación, un saludo hermano Dios te siga dando sabiduria y entusiasmo para continuar éste trabajo tan valioso