jueves, 7 de mayo de 2009

Cartas desde el sufrimiento - No.28

Westwood, Beulah Hill
Upper Norwood
16 de Mayo de 1886


Queridos amigos:

En respuesta a muchas oraciones, se me permitió asistir tres veces a la conferencia: pero posiblemente este gran privilegio, aunque me proporcionó mucho regocijo, también ayudó a prolongar mi aflicción. Sin embargo, no puedo sentirme demasiado agradecido por un favor tan especial. Oren pidiendo la bendición para la conferencia. Pidan al Señor que haga que nuestros ministros sean sólidos en la fe.

La semana pasada experimenté muchísimo dolor. Una de las pruebas más duras ha sido mi incapacidad de sostener una pluma. Cuando me desperté esta mañana y descubrí que mi mano derecha se había desinflamado y que ya podía escribir, estuve a punto de llorar de gozo. Mi primer pensamiento fue el de levantarme de inmediato y escribirles una palabra de sincero afecto.

Que Dios bendiga a cada uno y a todos ustedes, desde el eterno tesoro de Su amor. ¡Oh, que mis aflicciones me conviertan en un predicador de más provecho para ustedes! Yo sufriría gozosamente cualquier cosa si pudiera glorificar a Dios más plenamente, y beneficiar a Su pueblo y salvar a los pecadores.

Les ruego que tengan paciencia conmigo por mis muchas debilidades, y cuando esté otra vez entre ustedes, que espero que sea muy pronto, escúchenme todo lo que puedan mientras tenga que ser escuchado. Yo puedo decir, en verdad, que cuando predico, entrego toda mi alma en ello, y ansío que el mayor número posible de personas oigan lo que el Señor tiene que decir por mi medio. Que el Espíritu Santo haga que mis palabras sean eficaces para salvación.

Creo que esta semana publicaré mi sermón número mil novecientos. He estado pensando en ‘Estad siempre gozosos’ como un texto adecuado. Hermanos, debemos regocijarnos.

Esperando estar con ustedes el próximo domingo,

Me reitero como el siervo sufriente de ustedes por Cristo,

C. H. Spurgeon

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