lunes, 5 de enero de 2009

Comentario a Cartas desde el sufrimiento

Las cartas que hemos estado publicando fueron escritas por C. H. Spurgeon en momentos de gran enfermedad, y muchas de esas cartas no han sido publicadas anteriormente. Con la excepción de unas cuantas, todas las cartas están en posesión del Tabernáculo Metropolitano. La señora Susannah Spurgeon se refirió a esta colección de cartas, en la autobiografía de su marido, de la siguiente manera:

‘Entre las más selectas de ellas están las cartas que fueron dirigidas a los líderes y a los miembros de la iglesia del Tabernáculo, y las últimas epístolas enviadas a sus amados hermanos y hermanas bajo su cargo. Cuando les escribía, parecía derramar su propia alma al suplicarles que fueran consistentes, que fueran hombres y mujeres de oración, que fueran llenos de oración, hombres y mujeres cristianos que laboraran denodadamente para el bien del pueblo de Dios según la porción que les hubiere sido asignada.’

Durante trece años, hasta 1867, C. H. Spurgeon fue capaz de dedicarse plenamente a todos los ministerios desarrollados bajo el auspicio del Tabernáculo Metropolitano. Pero en Octubre de ese año, sufrió su primer episodio serio de enfermedad, y durante los siguientes 24 años experimentó continuos ataques de vómitos, fiebre y considerable dolor, con inflamación y dolores reumáticos en sus extremidades, y también experimentó extremo agotamiento mental. Los resultados de su trabajo, a la luz de una salud tan débil, son realmente asombrosos.

Se pensaba que sufría de la gota reumática (heredada de su abuelo), aunque Spurgeon mismo dijo en más de una ocasión que ‘llamamos gota a mi mal a falta de un mejor diagnóstico, pues mi mal difiere grandemente del desorden que está tras ese nombre’. Cerca del final de su vida, su condición fue diagnosticada como ‘enfermedad de Bright’, o nefritis crónica, una enfermedad de los riñones que causa severo dolor e inflamación debido a la acumulación de fluidos que pueden distender todo el cuerpo, y restringir severamente la respiración.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"El principe de los predicadores" ha sido y serà para mi una bendiciòn tan grandes que dificlmente podrìa explicar. Gracias a Dios Todopoderoso por esos hermanos que han traducido y publicado las reveladoras palabras de estos invaluables mensajes, hoy tan olvidados por el hombre pero siempre tan honrados por El Señor.

Anónimo dijo...

"El principe de los predicadores" ha sido y serà para mi una bendiciòn tan grandes que dificlmente podrìa explicar. Gracias a Dios Todopoderoso por esos hermanos que han traducido y publicado las reveladoras palabras de estos invaluables mensajes, hoy tan olvidados por el hombre pero siempre tan honrados por El Señor.