"Señor, enseña a mi maestro, para que pueda enseñarme".
"Señor, toca mi oído, para que pueda oír. Y si mi oído ha sido lesionado por el pecado, o tapado por el error, Señor sánalo, y ábrelo para oír Tu Palabra."
Recomendadas como una oración dominical.
Tomado de Las Bodegas de Sal. C. H. Spurgeon
lunes, 24 de marzo de 2008
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