Arthur Porritt era un joven reportero que trabajaba para el periódico Manchester Examiner en el año de 1890. Su primera asignación fue que asistiera al Tabernáculo Metropolitano de Spurgeon en Londres, y sus instrucciones eran: “si Spurgeon predica un sermón simplemente evangélico, no necesitas reportar nada. Si dice algo relacionado con su persona, eso podría generar un buen párrafo para un reportaje; si dijera algo acerca de asuntos de actualidad, entonces envíanos un reportaje completo.”
Tomando esas instrucciones en un orden inverso, Spurgeon comentaba con frecuencia sobre asuntos de actualidad. Algunos ejemplos son: una epidemia de cólera, un desastre ferroviario ocurrido en un día domingo, una recesión financiera, guerras, terremotos, desastres mineros, y ocurrencias de esa naturaleza. Hay otros muchos incidentes registrados en las ediciones mensuales de su revista, La Espada y la Cuchara. Podemos llamarlos “Sermones Predicados en Ocasiones Insólitas”. En 1874, predicó un sermón después de que un muchacho se cayera cuando escalaba unas rocas; en 1875, un sermón fue predicado después de que asistiera a una corte policial como testigo; en 1878, predicó un sermón con relación a un súbito huracán. Una depresión comercial, el hundimiento de un barco, un hombre muerto por un rayo: estos y otros eventos de su día, constituían tema para los sermones de Spurgeon, y, sin duda, el joven Arthur Porritt pudo enviar algún reportaje “completo”.
Spurgeon también predicaba sobre temas concernientes a él mismo en algunas ocasiones, y estos pasajes autobiográficos nos presentan al Spurgeon real, y no la caricatura suya presentada tan frecuentemente en otras biografías, nuevas y antiguas.
Pero, en general, Spurgeon predicaba “un sermón simplemente evangélico”, y en aquellos casos en los que el joven reportero Arthur Porritt y otros reporteros no se hubieran tomado la molestia de reportarlos, el propio estenógrafo de Spurgeon lo hacía y de esta forma tenemos los sermones tal como fueron predicados, y enviados a los impresores. Spurgeon mismo se entregaba a la tarea de corregir la versión escrita para que no contuviera errores.
Los sermones predicados los jueves por la noche y los domingos por la mañana y la noche eran simples explicaciones del Evangelio, del camino de Dios de salvación, y de la verdad evangélica.
En el índice de temas hay más de 130 títulos listados bajo “El Evangelio” y en todos los sermones el lector es referido a temas relacionados tales como “salvación”, “pecador” y “gracia”.
El “corazón” del Evangelio para el señor Spurgeon es la doctrina de la Sustitución. En un sermón sobre este tema (el número 2000, “Con Sus azotes somos sanados”, Isaías 53: 5) el predicador exhortaba a todos los cristianos a predicar este Evangelio de la sustitución. Las palabras con las que concluye el sermón son: “Difundan esta verdad por todos los medios. Que no les importe que el lenguaje sea simple. Proclámenla: proclámenla por doquier, y de todas las maneras posibles. Proclamen que por Sus azotes somos sanados.”
Es de esperar que Arthur Porritt y otros muchos reporteros captaron y absorbieron este simple Evangelio, desobedeciendo las instrucciones de sus editores, y así se volvieron creyentes “nacidos de nuevo”. Estos sermones evangélicos eran de suma importancia, más que los llamados “autobiográficos” o que los sermones sobre “eventos de actualidad”, aunque Spurgeon nunca se vio frenado de predicar el Evangelio independientemente de cuál fuera su texto o su tema.
martes, 18 de marzo de 2008
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1 comentario:
Allan,
Cuan maravillosa es la obra de Dios! Estos reporteros fueron a "obtener" una nota relevante sin ningun interes por el Evangelio y terminaron captando la nota mas relevante en este mundo! Esta nota siendo el Evangelio, una nota que no tiene caducidad y que tiene relevancia en la vida de cada persona!
Esperemos que aquellos que visiten este blog escuchen o lean uno que otro sermon para que vean de que se trata el Evangelio! Seguro ay muchos como aquellos reporteros que no tenien ninguna intención de aprender algo al escuchar el Evangelio, pero yo les pido que NO dejen desapersivido el Evangelio, denle una oportunidad al ver de que se trata realmente...
de nuevo gracias Allan,
Luke
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