jueves, 31 de octubre de 2013

¿Acaso gran parte de la predicación de hoy en día no es un juego?

Mientras los predicadores juegan con demasiada frecuencia con la predicación, cuánto se les parece la conducta de los oyentes. Oír es con frecuencia meramente un ejercicio crítico, y la pregunta después de un sermón no es “¿Qué tan aplicable era esa verdad a tu caso?”, sino “¿qué te pareció él?”, como si tuviese algo que ver con la verdad. Cuando escuchas música, ¿acaso preguntas: “Qué te pareció la trompeta?” No, tu mente piensa en la música, no en el instrumento; sin embargo, las personas consideran siempre al ministro antes que a su mensaje. Muchos comparan a un predicador con otro, cuando harían mejor en compararse ellos mismos con la ley divina. Escuchar así el Evangelio hace que se degrade a un simple pasatiempo, y que se juzgue que es escasamente superior a un entretenimiento teatral. Tales cosas no deben ser. Los predicadores deben predicar como para la eternidad y deben buscar fruto; y los oyentes deben practicar lo que oyen, o de otra manera, la sagrada ordenanza de predicar cesará de ser el canal de bendición, y más bien será un insulto para Dios y una burla para las almas de los hombres. 
C. H. Spurgeon - Dos Clases de Oyentes.   

lunes, 28 de octubre de 2013

Diario de Spurgeon



31 de Mayo
Yo soy débil en cada punto; yo no puedo guardarme en lo más mínimo. ¡Perdóname por haberlo intentado! Quisiera venir ahora desnudo, despojado, exhausto, muerto. Quisiera clamar: “¡Átame más estrechamente, más firmemente, a Tu balsa de vida de la gracia inmerecida!” Misericordia es todo lo que pido: misericordia continua. Aquellos a quienes Él ama una vez, los ama hasta el fin; Él me amó una vez, entonces estoy seguro. ¡Que el carbón encendido que arde en el interior sea mostrado al mundo por las llamas ardientes de amor por Ti! ¡Que ese amor queme la hojarasca y el pecado!  

jueves, 10 de octubre de 2013

La Ley de Dios

"La ley no es sino una transcripción de la perfección de Dios".
John Murray citado por William Dyrness en su libro: Temas de Teología del Antiguo Testamento.

miércoles, 9 de octubre de 2013

¿De cuántos cadáveres estás rodeado?

Oh, si nuestros cuerpos pudieran tomar la forma de nuestras almas, habría muchos cadáveres sentados delante de mí en estos reclinatorios. ¡Ah, es un extraño y horripilante espectáculo! Damos gracias a Dios porque Él oculta de nuestros ojos lo espiritual, pues de lo contrario podríamos abandonar horrorizados los lugares donde nos sentamos porque nos encontraríamos en íntima compañía con los muertos. Qué horrible cosa debe de ser un alma muerta si nuestros espíritus pudieran percibirla ahora así como nuestros sentidos perciben un cadáver. Hagamos una pausa aquí para darnos cuenta de algunos hechos impactantes en ese sentido. Algunos de ustedes están vinculados en matrimonio con alguien que está muerto espiritualmente. Algunos de ustedes comparten su morada con los hijos bajo su cuidado que están muertos en vida. Se sentarán esta noche a la mesa de la cena con unos que están muertos espiritualmente. Considérenlos bajo esa luz y tal vez sus corazones serán impulsados a orar por ellos más intensamente de lo que lo han hecho hasta ahora. Yo quisiera que quienes asisten regularmente a este lugar recordaran este hecho cuando esta casa está llena. Piensen “En mi banca están sentados un inconverso y una inconversa y están muertos”. No esperamos que sientan por sí mismos, pero sí esperamos que los vivos sientan por ellos. Mis queridos oyentes que no son regenerados, ¿no ven que es necesario que nazcan de nuevo, pues si no lo hacen, permanecerán muertos para las cosas espirituales?
C. H. Spurgeon - La Necesidad de Todo Ser Humano

Algunas evidencias del nuevo nacimiento



Yo podría mencionar algunas otras santas evidencias que son las compañeras inseparables del nuevo nacimiento, pero estas tres bastarán para todos los propósitos prácticos. Pueden examinarse ustedes mismos, amados, por medio de ellas. ¿Te has arrepentido? ¿Tiene fe en Dios? ¿Te regocija acercarte a Dios en oración? Si estas cosas están en ti, son señales de la nueva vida pues nunca se encuentran en los que están muertos espiritualmente. ¿Gimes por el pecado? Un cadáver no gime: una piadosa lamentación por la transgresión es una de las evidencias más seguras de la vida espiritual interna. La confianza en Jesús es una señal igualmente clara de una vida espiritual pues el muerto no sabe qué es confiar; y la oración genuina es igualmente una señal cierta de una vida recibida de lo alto. Una punzada de dolor penitencial, un pensamiento de santa confianza y un anhelo de oración interior son mayores cosas que todo lo que pudieran lograr los no regenerados en la tierra, aunque fueran doctores en teología o cardenales de la iglesia.
C. H. Spurgen - La Necesidad de Todo Ser Humano