jueves, 21 de febrero de 2013

Un excelente consejo



Queridos amigos, cuando les sobrevenga alguna tribulación muy grande, sería bueno algunas veces que les pidieran a algunos hermanos y hermanas que no pueden hacer mucho, pero que pueden hacer algo, que vengan y velen con ustedes y oren con ustedes. Si no les hace ningún bien a ustedes, será bueno para ellos; pero les hará bien a ustedes también, estoy seguro de ello. A menudo –debo confesarlo- cuando me he sentido deprimido a causa de mi enfermedad más reciente, he contado con dos hermanos que se han puesto de rodillas conmigo en oración, y sus honestas, sinceras y fervorosas oraciones en mi estudio me han propulsado con frecuencia hasta la dicha y la paz. Yo creo que les ha hecho bien a ellos también; sé que a mí me ha hecho bien, y estoy seguro de que tú podrías ser a menudo de bendición para otros si no te importara confesarles que estás deprimido y triste en el corazón. Di: “entra en mi habitación, y vela conmigo una hora”; y a esa solicitud puedes agregar esta otra: “Entra y ora conmigo”, pues algunos de ellos pueden orar tan bien como tú lo haces e incluso mejor. Entonces imita al Salvador esforzándote no sólo en orar tú mismo, sino en llamar en tu ayuda, cuando sea inminente una gran tribulación, a la legión de los elegidos de Dios que oran. 
C. H. Spurgeon - Jesús en Getsemaní

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