La santificación no puede nunca justificar a una persona, y,
sin embargo, agrada a Dios. Las acciones más santas de la persona más santa
todavía sufre de defectos e imperfecciones; sólo son ‘pecados espléndidos’,
como ha dicho alguien, que merecen la ira y la condenación de Dios. El motivo
pudiera ser impuro, y su realización defectuosa. La única justicia mediante la
cual podemos presentarnos ante Dios es una justicia perfecta, la cual se
encuentra únicamente en nuestro Señor. ¡Su perfección, y no la nuestra, Su
obra, y no la nuestra, son nuestra justificación y nuestro único derecho al
cielo!
Al mismo tiempo se nos asegura que las acciones rectas de
los creyentes son agradables a Dios aun cuando son imperfectas. Así como un
padre se agrada con los imperfectos esfuerzos de un niñito para agradarle, así
nuestro Padre se agrada aun con los imperfectos esfuerzos de Sus hijos. Él mira
a la intención de nuestras acciones, y no meramente a su cantidad y calidad.
J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad
2 comentarios:
¡Su perfección, y no la nuestra, Su obra, y no la nuestra, son nuestra justificación y nuestro único derecho al cielo!
Bueniisimo, clariisimo! Nuestro Señor lo es todo!
Muchas gracias por tu trabajo en traducir estos bellos sermones. David Altamirano
Gracias por escribir la verdad, gracias a Dios porque la salvación solo depende de nuestro Señor Jesucristo, y que hermoso es creer que el Dios Todopoderoso nos ve como sus pequeños y pequeñas. Es de aliento en el camino.
Saludos y abrazos.
Con cariño,
Andrea
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